La mansión estaba en silencio, bañada por la luz tenue del atardecer. Sunghoon se encontraba en su habitación, sentado frente a la ventana abierta, sintiendo la suave brisa fresca que entraba desde el jardín. Sin embargo, su mente estaba muy lejos de cualquier atisbo de paz.
No podía dejar de pensar en él. En Jake. En cómo sus grandes ojos lo miraron tímidamente, cómo su voz suave parecía deslizarse por su piel. Y sobre todo, en ese aroma.
Un perfume dulce que parecía quedarse impregnado en sus sentidos, mucho más profundo que cualquier fragancia que hubiera conocido antes.
"Es solo un repostero", se repetía, intentando convencerse. Era absurdo que estuviera tan afectado por alguien que acababa de conocer, alguien que ni siquiera pertenecía a su mundo.
Un alfa como él no tenía por qué enredarse con un omega que ni siquiera era de alta sociedad y que tenía un hijo.
Su vida había sido planeada por sus padres, quienes esperaban que él se casara con un omega de prestigio, alguien que pudiera mantener el estatus de la familia.
Todo lo que Jake representaba iba en contra de eso.
Pero entonces, ¿por qué su mente volvía a ese momento en la cocina? ¿Por qué recordaba el leve temblor en las manos de Jake mientras decoraba la tarta? ¿Y por qué ese aroma lo tenía atado a pensamientos que jamás había imaginado para él?
Sunghoon apretó los puños, frustrado consigo mismo.
La atracción física hacia Jake era casi insoportable. Su cuerpo, su aroma, esa aura tranquila pero misteriosa que lo rodeaba. Todo en él lo atraía de una manera que lo descolocaba por completo.
"No quiero atarme a ningún omega", eso había estado claro en su mente desde siempre. Las relaciones, el compromiso, todo eso le parecía un desperdicio. Pero ahora...
Se levantó bruscamente, como si moverse lo ayudara a sacudirse esos pensamientos. Caminó por la habitación, buscando una excusa para acercarse de nuevo a Jake. Algo, cualquier cosa, con tal de estar cerca de ese aroma una vez más.
"Una excusa tonta..." pensó, casi divertido por su propia desesperación.
Bajó las escaleras, cruzando el salón principal hasta llegar a la cocina, donde lo había visto por última vez.
Al acercarse, el dulce aroma volvió a envolverlo, y su corazón aceleró el ritmo. Abrió la puerta con una mezcla de ansiedad y expectación.
Jake estaba allí, como la primera vez. Esta vez, preparaba una bandeja de macarons delicadamente alineados, sus manos moviéndose con la misma precisión de siempre.
Sunghoon no pudo evitar quedarse observando por un momento antes de anunciar su presencia con un simple carraspeo.
Jake levantó la mirada, sorprendido de verlo allí de nuevo.
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Dulce Destino🍰
FanfictionEn un mundo de reglas, el amor se hornea en silencio y los deseos se mezclan entre glaseados y miradas furtivas. Jake es un omega solitario que ha pasado el último año de su vida protegiendo a su hermano menor. Cuando consigue trabajo como repostero...