Capítulo 1

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Durante siglos, las diferentes especies que habitan la oscuridad lograron coexistir con los humanos

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Durante siglos, las diferentes especies que habitan la oscuridad lograron coexistir con los humanos. Viviendo en las sombras y alimentándose de ellos, los vampiros mantuvieron su sangre intacta. 

La relación entre un vampiro y un humano era un sacrilegio. No existía una unión sentimental con la comida. Al igual que en el mundo humano, los vampiros se regían por clases. Su fuerza y habilidades dependían de la pureza de su sangre. 

La conversión de un humano en vampiro era la clase más baja. Se mantenía al margen el aumento de los impuros. Al ser transformados, su sed de sangre solía ser incontrolable. 

Aquellos que provenían de la sangre directa de Enkil, el ser inmortal más poderoso, eran los que   gobernaban a su especie.

Akasha, junto a sus hermanos Danika, Lethia y Draven. Eran los sucesores directos del poder. Fueron entrenados en el arte de gobernar al igual que en la guerra. Cada uno de ellos era un guerrero formidable. Durante años lucharon al lado de su padre Belial.

Belial fue el último hijo vivo de Enkil, heredero al trono. Su estirpe era considerada la más sanguinaria de su especie. Disfrutaban el dolor y sufrimiento que causaban a sus enemigos, ya fueron humanos o vampiros. Eran sádicos por naturaleza, pero su lealtad no tenía nivel.

Los vampiros eran conocidos por ser una especie lujuriosa pero monógama. Amaban a una sola persona por la eternidad. Pocos afortunados lograban encontrar a su otra mitad. Aquellos que no la conocían, se hundían en un vaivén de desenfreno sexual y muerte.

***

El tenue sonido del violín lograba traspasar las paredes de la oscura habitación, dando un toque macabro a la escena que se vivía dentro de las cuatro paredes. Una gruesa cadena colgaba del techo a mitad de este. Un cuerpo se tambaleaba intentando zafarse del agarre que sufrían sus muñecas al mismo tiempo que su boca lanzaba quejidos de dolor.

La gran puerta a sus espaldas profirió un suave rechinar al ser abierta, permitiendo la entrada de la luz de las velas que se encontraban a fuera de la habitación. Un pequeño cuerpo caminaba lentamente, rodeando la gran escalinata colocada bajo los pies del cuerpo colgante. Las velas encendiéndose a su paso sin siquiera ser tocadas. 

La joven de cabellera negra se movía con parsimonia, siendo cubierta solamente con un fino camisón de seda rojo, dándole más palidez a su tersa piel. Sus delicadas facciones no mostraban sentimiento alguno. 

Sus pies descalzos detuvieron su andar al llegar frente al cuerpo. Sus ojos de una tonalidad rojiza rompían con lo delicado de su rostro. Detallo en profundidad al cuerpo frente a ella. Un joven de no más de 25 años, piel trigueña y músculos bien definidos. Su cabello rizado caía sobre su frente. Y unos ojos tan azules como el mar. 

Su trabajado torso se encontraba al descubierto. Dejando ver las marcas de lucha y latigazos que los guardias le habían dado a su cuerpo. Tras la intensa tortura a la que el joven había sido sometido, fue imposible sacarle algún tipo de información acerca del atentado que hubo en contra de su padre.

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⏰ Última actualización: Oct 25 ⏰

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