𝟎𝟐 ; 𝐄𝐒

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02 ; El suceso.

📍Milan, Italia.
Diciembre 2023

Los meses que siguieron a Ibiza fueron como tomarse una bebida energética. Al principio, todo parecía perfecto: la emoción, la pasión, la ilusión. Pero, como sabemos, ese tipo de energía no puede mantenerse para siempre. Y cuando llega el bajón, es como caer en un abismo sin fondo.

Llegó Diciembre, y con él, una sensación de inquietud que no podía ignorar. Cuatro meses de intensidad emocional habían pasado, y yo sabía que nuestra relación estaba llegando a un punto crítico. La experiencia me había enseñado que, después de un subidón tan intenso, el desplome era inevitable. Sin embargo, algo dentro de mí insistía en mantener la esperanza. Tal vez era la ilusión de que, esta vez, sería diferente. Tal vez era la convicción de que nuestra conexión era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo.

Que equivocada estaba.

—Entonces...¿Navidad con tu familia, año nuevo con la mía?—Pregunta Fernando mirándome a través del espejo de mi habitación.

—Si por mi familia te refieres a mi mamá, pues no tengo problema, aunque creo que sería más cómodo que ella venga a que vayamos nosotros a Estados Unidos ¿No crees?—Me giré, dandole la espalda a Fernando, y le indiqué con un gesto silencioso que subiera el cierre de mi vestido. Vi su reflejo en el espejo, su cara tensa en una mezcla de decepción y reproche. Sus dedos tocaban mi piel con una suavidad que contrastaba con la frialdad de su mirada. Mientras subía el cierre, sentí su respiración lenta y controlada, como si estuviera conteniendo una tormenta.

Una vez que terminó, no me detuve a mirarlo. Sabía que el regaño estaba cerca, y no estaba dispuesta a enfrentarlo. Me dirigí rápidamente al armario, buscando mi abrigo y gorro como un escudo protector. La habitación parecía cerrarse sobre mí, y necesitaba escapar de la tensión que se acumulaba.

—¿Y tú padre?—La mención de mi padre me golpeó como un puñetazo en el estómago. Me tomé un momento para respirar, para calmarme y no dejar que las emociones me consumieran

—No lo sé, no se que es de su vida.—Murmure intentando aparentar una seguridad que no tenía.

—Desde "el suceso" no has querido hablar conmigo al respecto, lo he dejado pasar pero no te voy a mentir Keyla, estoy preocupado por ti.—Senti sus dedos en mi barbilla cuando me levanto la cabeza y me sobresalté pues ni siquiera note en que momento entro al armario.—Adoras a tú papá, lo que pasó te desestabilizó por completo y creo que es hora de que lo afrontes...

Una tormenta emocional se desató dentro de mí, una mezcla de tristeza acumulada, rabia contenida y un irresistible deseo de llorar. Mi estómago se retorció en un nudo de ansiedad, como si estuviera siendo estrangulado por una fuerza invisible. Supe, en ese instante, que estábamos al borde de un precipicio. Un gran problema se cernía sobre nosotros, uno que no podríamos evitar.

En lugar de escuchar a Fernando, de enfrentar la realidad, mi instinto me impulsó a pelear, a contradecir, a desviar. Quería distanciarme de todo lo que tuviera que ver con mi papá, de todo lo que me recordara la dolorosa verdad que había estado evitando durante tanto tiempo. Pero, en el fondo, sabía que no podía seguir huyendo. La confrontación era inevitable.

—No tengo que afrontar nada, yo estoy perfectamente bien.—Solte con más dureza de la que pretendía, ví como su ceño se fruncia claramente herido por no querer abrirme con el.

—Dejate ayudar, se supone que estamos juntos pero no me dejas entrar Keyla.—Solto mi barbilla con brusquedad y mis ojos se llenaron de lágrimas inmediatamente.—Solo quiero ayudarte, déjame ayudarte.

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⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

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DE MÍ | Franco Colapinto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora