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"Ya lo saben, señora."

Lingling Kwong le entrega el celular con la nota más reciente a su jefa, Freen Sarocha. 

Ella lee todo, con las cejas fruncidas, no pudiendo creer el hecho de que apenas han pasado quince minutos ¡quince!, la prensa sí que era rápida.
"Freen Sarocha Chankimha, presidenta de uno de los emporios más importantes de Tailandia, luego de ciertas especulaciones sobre su verdadera casta, el día de hoy podría ser confirmada debido a ciertas fotos donde se le nota protegiendo su estómago, sin mostrar el rostro. La guapísima y multimillonaria Freen Sarocha cada vez más cerca de confirmarse omega y ¿embarazada?"

La mismísima Freen Sarocha leyó en voz alta, deslizando la pantalla con su dedo pulgar, observando las fotos que le habían sido tomadas por los reporteros minutos atrás.

La asistente le retira el aparato cuando la ve temblar como hoja por caer de un árbol en pleno otoño, diciéndole que pronto le traería un té para calmarle los nervios.

Freen Sarocha Chankimha, única heredera y presidenta de Chankimha's Illution, una empresa que manejaba varios negocios. Pastelerías, un hospital privado, inmobiliaria y seguros de vida, ella era dueña de todo eso desde el momento en que había sido engendrada. Fue criada y educada para manejar la empresa, cosa que jamás le molestó, le gustaban los negocios, el dinero y tener poder, sabía que con esas tres cosas jamás le faltaría algo.

A la edad de 16 años se presentó como omega, su padre se mantuvo callado y alejado de ella por un tiempo, pensando si era buena idea o no el dejarle todo a Freen debido a su casta. No sabía si una omega sería capaz de manejar todo por sí misma, tal vez era mejor buscar algún sobrino alfa para aquella tarea, no quería que por alguna equivocación sus décadas de trabajo se fuesen a la basura. 

Sin embargo, a través de los años Freen Sarocha le demostró a su padre que nadie más que ella era la persona perfecta para el puesto. Muchas ocasiones la llevó a juntas ejecutivas, además de que en sus tiempos de universidad siempre fue elogiada por su buen desempeño y gusto por los negocios, claro que era perfecta para dirigir tal imperio. 

"Nadie puede saberlo, Freen, comenzarán a tratarte diferente, es mejor guardarlo si no quieres que pasen sobre ti." su padre le había dicho antes de entregarle la presidencia, cinco años atrás.

Freen sabía a que se refería. Nadie más que sus allegados debían saber que era omega, sino nadie la tomaría en serio. 

¿Una omega manejando tan importante empresa? díganle otro chiste a los tailandeses, por favor.

Entonces así fue. Muy difícil no se les hizo, debido al porte que Freen llevaba, todo indicaba que era una respetable alfa, solo los centímetros de menos que tenía con los demás hacía la diferencia, pero a nadie parecía importarle eso. Años y años de usar inhibidores de olor, ocultando su real aroma suave y dulce de omega. 

La prensa siempre preguntaba porque tan distinguida alfa no dejaba a la luz su olor, seguro era uno muy rico debido a la buena familia a la cual pertenecía. Prefería evitar la pregunta o decir que era para hacer sentir más cómodos a sus trabajadores omegas y no intimidarlos.

Hasta hace cuatro meses atrás, cuando, lo que parecía ser uno de sus hombres de confianza, había olido su celo, cuando su olor más se hacía fuerte. Este no dudó ni un segundo en ir al periódico más famoso de toda Tailandia a revelar su descubrimiento por unos cuantos miles de bahts. Fue investigado por la gente de Freen, pronto despedido sin liquidación alguna, además de que se llevó una fuerte demanda por parte de los abogados de la omega.

Desde ese entonces la prensa ha estado tras Freen y su familia, tratando de sacar información sobre si era en verdad una omega o alfa, cosa que la tenía cansada, es por eso que decidió tomarse unos cuantos días de descanso y celebrar el cumpleaños de su madre en su ciudad natal, donde ahora sus padres residen, lejos del caos de la gran ciudad. 

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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El bebe de la presidenta || FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora