Capítulo 3

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❥Pov: Damián Hiddleston
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Damián se acercó a la mesa cerca de su cama, agarró la llave del auto y dinero en efectivo. Apenas salió los guardias de seguridad tenían su auto listo bañando en sangre como había ordenado mientras veían la película.

Todo lo que quiere y desea debe hacerse a como dé lugar. Así lo habían acostumbrado todos.

Mordió su labio al ver la sangre en todo el frente del auto como si hubiera atropellado a una persona, sonrió tocando la pintura muy realista.

Despacio abrió la puerta, incrustó la llave.

El motor rugió y a la vez escuchó un estruendo proveniente de la mansión por el retrovisor lateral alcanzó a ver como algo cayó del segundo piso. Elevó una ceja mientras encorvó los hombros y salió de la mansión.

Condujo alrededor de una hora, el tiempo perfecto, casi la medianoche donde empieza el verdadero terror de Halloween.

Una vez que llegó a la gran fiesta. La música retumba fuerte en sus tímpanos, estaciono el auto en una zona de aparcamiento.

Un solo pie fuera y los presentes en la fiesta centraron su mirada en quien bajaba de aquel auto blanco último modelo. En efecto un modelo lanzado de las empresas MIKB hecho bajo su nombre exclusivamente y único como él; siendo el primero en manejar semejante belleza que nadie en París posee, no, más que eso, ninguna persona en Francia podría costear un auto tan caro como ese. No tienen el lujo de poseer tanta belleza de auto estilo deportivo.

—El Domador está aquí— dijo un omega.
—Mira su auto es una monada— señaló un alfa disfrazado de Thor.
—Ya te fijaste en su pecho descubierto, se nota que lo trabaja bien— una chica susurro mordiendo su labio.

Aunque la curiosidad de los presentes era por saber qué tipo de disfraz usaría Damián Hiddleston esta noche. Cada año usa disfraces únicos y legendarios en cualquier evento que involucre disfraces. Antes se disfrazó de dios griego, vampiro, y cada vestuario es inolvidable.

Los omegas de ambos géneros incluso los betas gritaron cuando lo vieron mostrando su pecho fornido cubierto de aquella camisa en sangre con las manos en los bolsillos.

Damián es consciente de que se veía y es atractivo.

—Quisiera montarlo y que me folle hasta el siguiente día— le susurró a su amiga.
—¿Ya vieron que tiene una polla grande para ser omega?, fíjate en su pantalón— la chica apuntó la entrepierna de Damián.
—Pero mira esos ojos azules con esa mirada dominante, si él me dice cállate, me callo— reía liberando sus feromonas de seducción.

Damián sonreía escuchando los murmullos.

Algunos se paseaban en su frente para llamar la atención del hombre más cotizado, siendo un omega que se roba toda la atención porque quien lo ve duda en saber si de verdad no es un alfa debido a su altura de un metro con ochenta centímetros y un cuerpo delgado, pero bastante trabajado con ciertos músculos no tan exagerados.

En aquel atuendo se veía tentador resaltando sus ojos azules y esa sonrisa coqueta con aquellos labios pintados de un rojo goteando sangre como si acabará de devorar una presa haciendo gotear a más de un omega en sus coños húmedos y agujeros lubricándose de inmediato con tan solo su presencia.

Sabía lo malditamente sexy que estaba en vez de dar miedo provocaba otras sensaciones en todos, caminó despacio moviendo sus largas piernas, simplemente Damián Hiddleston no camina, modela, logrando captar la atención de todos, aunque no quisieran verlo es inevitable no ver una belleza irreal como la de este omega.

Sombra del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora