Mía- Ale

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-¡Es que no te puedes estar acercando a ella de esa manera!- exclamó Alejandra con los brazos cruzados.

-Eres una exagerada, es tu hermana. ¡Por dios!- Abri mis ojos más de lo normal y levante mis brazos en el aire como un signo de protesta.

-Por eso, es mi hermana y conozco sus intenciones.- Ale solamente intentaba contradecir cada oración que yo decía. -Además, esa faldita y escote que llevas no es apropiado.- señaló con su dedo índice a mi busto.

Mi novia me estaba haciendo una estúpida e innecesaria escena de celos sobre como su hermana, Paulina, estaba muy cercana a mí físicamente.

Poniendo su brazo alrededor de mis hombros, acariciando mechones de mi pelo, tocando mis piernas, tomando mi mano, etc.

Puedo prometer que yo nunca noté nada fuera de la común en su actitud. Pau antes de ser mi cuñada, es mi amiga, y la conozco muy bien. Ella nunca se pasaría de lista conmigo.

-Esto es increíble. Ahora no puedo ni siquiera decidir qué usar. ¿Estás loca? Es mi cuerpo.- Alcé mis cejas me acerqué a ella con los brazos cruzados.

-Tú no puedes decirme qué usar Alejandra. Además, qué harías al respecto?- dije con un tono más enfadado.

-Esto...- acercó sus labios a mi oído izquierdo y susurró con lujuria. Con la mano derecha, bajó el zipper de mi top con "mucho escote". Me tomó de la cintura y besó mi labios.

Desprendió los tirantes de mis hombros y bajó sus labios a mis clavículas. Empezó a dejar leves mordiscos y chupones, a los cuales , no me negué.

Sus manos apretaron suavemente mis pechos lo cual hizo que liberara un suspiro enorme. Me aferré a sus hombros y salté amarrando mis piernas a sus caderas.

Ella tomó mis muslos para que no fuera a caer y regresó para atacar mis labios de manera salvaje.

Delicadamente, dejó que mi espalda reposara en el colchón de nuestra cama. Después fue directo por mis pechos. Tomó un pezon en su delicada boca y lo comenzó a estimular.

Cuando cambió al otro, sus manos comenzaron a bajar las bragas que llevaba con mi falda.

-¡ALE!- grité cuando sentí un mordisco violento en mi pezón izquierdo. Volteé hacia abajo y vi como mis pechos estaban remojados en su saliva.

Con mis rodillas colgando de la orilla de la cama, las esparció a su gusto. Masajeó mis piernas de mis ingles hasta debajo. -Estas hermosas piernitas son mías. Siempre.-

Repentinamente, dos de sus dedos de adentraron en mi. Entonces, yo saqué el gemido más fuerte, agudo, y real de todos.

-Ah, ah, Ale...- sentía como hacía un tipo de ganchito con sus dedos y los meneaba dentro mío.

- Eres mía. ¿Sabes que yo te puedo quitar la ropita cuando quiera verdad?- ella aceleró el paso de sus movimientos y de mi solo salían enormes suspiros.

-No sabes lo que causabas dentro de mi con tu faldita. Te veía las braguitas desde el otro lado de la mesa. - Dios mío, que vergüenza.

-¡Mhg, me vengo!- Alcé mi pelvis para recibir más fricción y llegar al límite más rápido. -¡Si, Ale, si!- se escuchaba grito tras grito en la habitación.

-Muy bien, nena.- sabía que gustosa había recibido mis fluidos en sus dedos.























Intensidad del capítulo: 3/10

Muy breve 👍

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⏰ Last updated: Sep 24 ⏰

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