Sin Nombre

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Puedo sentir como mi alma se retuerce en mi cuerpo,
me siento atrapado en este eterno tormento.
Estoy seguro de que no soy humano,
mi verdadero ser es algo más.
Algo distinto, que debería estar en medio del vacío.
Pero me quedé atrapado aquí y no puedo parar de sufrir.
Ya me cansé de intentarlo, no puedo soportarlo.
Me retuerzo, desgarrandome por dentro.
Pero no puedo escapar, por más que lo intento.
La única manera de lograrlo es estando muerto,
para librarme de la rigidez que me trae este cuerpo (que me trae ser humano).

Porque mi verdadero ser es demasiado, o tal vez muy poco, para lo que aparento.
Porque mis sentidos se entorpecen con este cerebro.
Las piernas me tiemblan, cansadas del peso de mis lamentos.
Mis movimientos son erráticos, despistados, inhumanos.
Las cosas huyen de mis manos,
se resbalan de mis dedos y caen al suelo,
se rompen en pedazos y terminan llorando a mi lado.
Estoy distraído a cada momento gracias a todo lo que siento.

Yo no debería estar en este lugar.
Yo pertenezco a la tranquilidad de la oscuridad,
al calor de los rayos del sol,
a la suavidad de los pétalos de una flor,
a la intensidad de una tormenta feroz.
Mi alma debe liberarse y dispersarse en todo lo existe.
Ser la calma y la tempestad.
La luz y la oscuridad.
La fantasía y la realidad.

Ser todo, menos lo que se me ha obligado a ser.

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