SINOPSIS.

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El frio del metal rozando mis muñecas ya causaba dolor, podría asegurar que mi piel bajo las cadenas ya se encontraba rojiza, y cada movimiento era aún más doloroso que el anterior. De alguna manera debía escapar de ahí, sin importar cual fuese el costo.

Comienzo a forzar, para intentar liberarme en un intento casi nulo de lograrlo, mis brazos delgados ayudan mucho a la situación, sin embargo el constante dolor y mi piel ya sensible no son de gran ayuda. Intento repetidas veces, fingiendo demencia ante la sensación dolorosa que me causa forzar, hasta que logro liberar una de mis manos, tomando rápidamente la cadena que cae de ella para evitar que tocara el suelo y probablemente, mi pesadilla sea aún peor.

Observó mi piel, sobre donde hace un instante, rodeaba una fría cadena de metal, roja y sensible, visible incluso en la oscuridad de la habitación —si se puede llamarla así— en la que estoy como prisionera.

— Joder —Mi voz es mas un susurro casi inaudible cuando mi brazo descansa sobre mis piernas, el roce de la tela inclusive hace que el dolor sea aún peor.

Continuó forzando, para liberarme completamente y me lleva unos minutos, pero lo logro. No hay tiempo de pensar en el dolor, ni en las marcas que lleva mi piel, solamente mi cabeza puede pensar en escapar de este horrible lugar. Observó a mi alrededor y muchas opciones no hay; la ventana, o la puerta, pero elijo la primera opción.

Con rapidez me levanto del suelo, y me acerco hacia la ventana, la brusquedad de mi movimiento hace que mi cuerpo débil —por falta de comida— me pase factura. La ventana es una demasiado vieja, que pareciera destruirse con solo acercarse, así que con precaución, intentó forcejear hasta lograr abrirla. Las frías brisas que entran a través de ella recorren mi cuerpo, y no es un buen momento para contar con una blusa y unos pantalones de pijama.

Me impulso con mis brazos para pasar a través de ella, y una parte de mi cuerpo empuja la vieja ventana de más, haciendo que esta choque con las paredes, mi cuerpo se tensa y solo queda la opción de correr, correr lo más rápido que pueda y huir.

Sin darme cuenta, mis piernas tomaron vida propia y me encuentro corriendo, corriendo en medio del bosque, sin saber dónde ir, siendo consiente de que él viene por mí.

Puedo ir mi corazón latir con tanta fuerza que podrían salirse de mi cuerpo. Mi pecho sube y baja acelerado, como mi respiración y sigo sin entender de donde mi cuerpo saco fuerzas para escapar.

Continuó sin detenerme hasta llegar a la carretera, ya puedo oír los crujidos de las ramas que se rompen bajo pasos que no son míos. Aceleró mis pasos, sobre los bordes de la carretera, deseando que alguien pase y me ayude, pero no, mis deseos se desvanecen cuando siento un brazo rodeando mi cintura y una mano haciendo presión sobre mi cuello. Su respiración en mi oído se siente pesada, pero, a pesar de correr no parece cansado. Con su pulgar traza un largo y lento camino desde uno de mis hombros, hasta por debajo de mi oído, causándome una corriente fría por todo el cuerpo.

— La tormenta recién comienza.

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NOTA DE AUTORA:
Esta obra es total y completamente mía, sacada de mi imaginación y del deseo de entretener y cautivar a los lectores que la lean con ella. Si te gusta mi novela de romance, misterio y algo mas, te invito a dejar tu voto y/o comentario y a recomendar mi historia.
Te espero en los próximos capítulos...

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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Caín, antes de la tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora