Una alarma igual de potente que una alarma sísmica me despertó justamente a las siete de la mañana. Desde que empezó el año de universidad, apenas tengo tiempo para hacer nada: me levanto temprano para ir a clase, estoy hasta las doce del mediodía, intentando entender algo, realmente la universidad nunca ha sido una opción para mí, si no que de mis padres; si la clase es de mañana, al salir me dirijo a mi humilde casa para pasear a mi perro, Bbama, y darle su segunda porción de pienso; seguidamente voy a casa de Chan. Algo que me apasiona mucho es la música, y poder crearla con él y Changbin es una de las cosas que más feliz me hacen.
Hoy era un día como cualquier otro, en teoría. En el fondo lo sentía diferente.
Al lanzar las sábanas después de la desquiciada alarma, posé el pie en el suelo. Justo ahí comenzó mi mala suerte: Bbama estaba justamente en el pie de la cama, por lo que pisé su cola. Dió un chillido que me asustó aún más que mi teléfono previamente. Esto lo solucioné dándole mimos y una ración extra de comida.
Después de prepararme con música de The 1975, me despedí de mi mascota y salí de mi apartamento, rumbo a clase.
Llegar ahí fue sinceramente pésimo, no podía prestar atención y el profesor hablaba con el tono más relajado del mundo, como si su su clase no fuera la más larga. Era como una melodía que no hacía más que aumentar mis niveles de melatonina. Lo único que salvaba mis clases era mi pequeño grupo de amigos: Jeongin, una persona algo tímida y poco estudiosa, es como un hermano pequeño; Seungmin, parece amable pero no os dejéis engañar, es el diablo en persona; Felix, él fue el que unió al grupo porque somos unos antisociales de categoría. Él sí que es un ángel.
Después de dos horas de sufrimiento, llegó un descanso.
-Sigo creyendo que voy a dejar la uni - espeté al salir.
-Venga, Jisung, no vayas a dejarme aquí solo - Respondió Jeongin con un puchero -. No harás más que abandonarme con Seungmin porque...¡Mira dónde va Felix cada vez que salimos!
Los tres nos giramos en su dirección, estaba aquel rubio pecoso corriendo hacia los brazos de su novio, Hyunjin.
-Lo que dijo Jeongin, no lo dejes solo conmigo-. Habló Seungmin, hincándole un dedo a Jeongin en su lateral, provocando un salto y chillido por parte del más joven.
-Intentaré terminar este año, si al final no puedo continuar, me marcharé, ¿De acuerdo?
-¿Pinky promise? - El pelirrojo levantó su meñique en mi dirección.
-Ugh -, rodé los ojos-pinky promise- y enlacé nuestros meñiques.
El resto de clases con suerte pasaron más rápidas, porque pude conciliar el sueño, si no hubieran pasado segundos como si fueran horas. Me desperté con una palmada de Seungmin en la nuca, y me despedí de mis amigos con el maquillaje de ojos borroso. Estuvo bien la cabezadita, pero ya era hora de ir a casa y pasear a Bbama.
Después de ir en metro y hacer transbordos, llegué a mí destino. Un destino horrible.
Entré a mí casa y, como de costumbre, esperaba ver a aquel perro blanco saludándome, pero no se presentó. "Raro", pensé. Fui a sus sitios favoritos para dormir, pero no lo encontraba. Hasta probé a abrir las bolsas de premios, y aún así no vino corriendo. Hasta que encontré la ventana de mí habitación abierta.
Si mi corazón no latía rápido antes, ahora definitivamente lo hacía. Alguien a 5 cuadras de aquella casa podría haber sentido la vibración a través de la planta de sus pies. Mi cabeza se empezó a sentir pesada y mis ojos se aguaban. Mi respiración comenzó a desincronizarse.
Mierda, no era la mejor situación para tener un ataque de ansiedad. Debía ir a buscar a Bbama, ¿Y si se fue muy lejos? ¿Y si se hizo daño? ¿Y si un animal salvaje terminó con su vida? Debe estar asustado, pobrecito mío. Soy un mal padre. Estará pasando hambre. Esta es su hora de comer.

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Perros y Gatos ★ Minsung ★
RomanceUn joven universitario, Jisung, vive en una pequeña casa con su perro, Bbama. Un día aburrido después de sus clases, no encuentra al perro por ningún lado. Para su sorpresa, se encontraba en el jardín de su vecino, jugando con su... ¿Gato? - Está es...