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"¿Cómo es posible? ¿Cómo puede ser?"

—Porque la estúpida de Jojo activó un escudo, por eso fue.

"Te lo dije. No me gustas."

—Mentirosa. —Lanzó palomitas al televisor—. Todas las mujeres mienten. Las mujeres y también los hombres de veintisiete años.

"Jojo, por favor vuelve a amarme. Por favor."

—No seas idiota y no le ruegues más. Ella no te merece. Si realmente te amara, habría querido hablar las cosas contigo directamente y no esconderse por miedo a sus sentimientos.

En la pantalla apareció la escena donde enfocaban el rostro de Jojo y Yeonjun no reprimió las ganas de lanzarle el control remoto y el celular. Por suerte tenía pésima puntería y no terminó dañando nada.

Sus ojos estaban hinchados y llorosos. Su rostro con marcas de lágrimas secas y sus labios rotos y deshidratados. Sólo a él se le ocurría hacer una maratón de Love Alarm mientras trataba de superar a su ex-novio.

"¿Debo dejar de verla así nada más? No lo entiendo. ¡¿Cómo pudo cambiar tan repentinamente?!"

—Te juro que yo tampoco lo entiendo. —Rompió a llorar—. Se suponía que me amaba. Se suponía que era su mundo... y ahora mírame. —Echó un vistazo al desastre que era y se sintió miserable—. Un maldito malentendido. Todo terminó así por un malentendido de mierda...—Volvió a llorar y recostó su cabeza en una de las almohadas que había llevado al sofá.

Miró en la pantalla la escena de Sun-Oh llorando y él asintió lentamente cómo si lo entendiera.

—Me dueles, Song Kang. No llores por favor. —Sollozó—. Al menos tú te ves guapo llorando, yo no.

Alguien repentinamente tocó la puerta de su casa, así que se obligó a detener su llanto.

—¡No hay nadie en casa! ¡Largo! —dijo con enojo.

Los toques volvieron a sonar tiempo después y Yeonjun soltó un gruñido lanzando la almohada hacia la puerta.

—¡Te dije que no hay nadie en casa!

Pero los toques nunca cesaron y Yeonjun se levantó furioso del sofá. No sabía quién podría ser. Su madre tenía llaves y HueningKai le avisaba por mensaje cada vez que iba a llegar. No le importaba quién fuera, estaba totalmente decidido a mandarlo al diablo.

—¡¿Qué carajos quieres-

Y se congeló completamente al ver a la persona parada en el corredor de su casa con una pequeña sonrisa tímida y la mirada apenada. Su hermoso cabello cayendo con gracia sobre su frente y parte de sus ojos, sus manos escondidas detrás de su espalda mientras al mismo tiempo se balanceaba ligeramente cómo hacía cada vez que se encontraba nervioso.

No podía ser posible.

Era BeomGyu. BeomGyu Choi. Su ex-novio. Su futuro esposo. El amor de su vida. Su fuente de luz. La futura madre de sus hijos.

Al darse cuenta, Yeonjun le cerró la puerta en la cara y se adentró rápidamente a la sala para comenzar a limpiar todo el lugar con prisa.

No hizo un buen trabajo, pues seguía viéndose sucio y desordenado, y Yeonjun quiso gritar recordando que BeomGyu era un gran fanático del orden. Pero en su defensa, él no tendría que haberlo dejado.

Luego corrió escaleras arriba hacia su habitación y trató de arreglarse lo más rápido posible. Se echó mucho perfume y peinó su cabello con sus dedos. No pudo hacer nada con su cara de «mírame, he estado llorando por tres semanas seguidas jaja» pero, otra vez, BeomGyu no tendría que haberlo dejado.

dominado ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora