Capitulo 3

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Narra Rajsh:

Una regla que era obligatoria cumplir, era que tenía que esperar a Anastasia cada vez que saliera de la preparatoria y acompañarla hasta la mansión, la señora Stevenson aclaró muchas veces que ambos debíamos esperar al otro, pero si Anastasia iba a algún lugar con el permiso suyo, podría irme cuando yo quisiera

Era algo como una especie de guardaespaldas, debía cumplir esa orden porque la señora Renata pagaba mi colegiatura en una prestigiosa universidad privada y me daba un salario aparte por trabajos extras, por eso mismo mis notas debían ser las mejores

Sería el mejor abogado del mundo

La estaba esperando al lado de la oficina de la directora, la habían llamado

Cuando salió de la preparatoria salió a una rápida velocidad, ni siquiera se molestó en mirarme o decirme algo, simplemente a pasos rápidos parecía huir de alguien

Trotando me acerque a ella, estaba preocupado y me dolía verla así

—¿Anastasia estás bien?— me atrevo a preguntar

Vi como las lágrimas se escapaban de sus bonitos ojos verdes, de manera torpe se quitó los lentes y secó sus lágrimas con el torso de su mano

—¿Que sucede?— vuelvo a preguntar esta vez en un tono más firme

—Solamente unas malas notas— respondío sorbiendo su nariz —sabes que mi mamá es muy exigente—

< Eso explica muchas cosas >

—Por eso mismo te pregunto, si estás bien—

Para que Anastasia se pusiera así por unas notas, significaba que por alguna razón debía ser la mejoren las materias, tal vez su madre la presionaba mucho en ese tema

Tengo un recuerdo de hace algunos años, diez años en realidad, de manera accidental una vez vi como su madre le regañaba por reprobar una materia, mi cuerpo se había paralizado en ese instante porque el carácter con la que le regañaba me recordó al infeliz de mi padre que hizo de la vida de mi madre y mía peor que el infierno

No, no eran iguales en carácter pero cuando la señora Stevenson se ponía furiosa podría jurar que si se parecían mucho, demasiado diría yo

—En realidad no tanto, solamente nervios por decirle lo de mis notas, nada grave—

Podía ser como temblaba, seguramente quería desaparecer

—¿Quieres dar una vuelta?— propongo

Distraerla un poco de los problemas la ayudaría a relajarse, no evitaría lo que tal vez pasaría pero la ayudaría a no estar tan nerviosa

—Claro— aceptó con una pequeña sonrisa

Una sonrisa tan bonita

[ . . . ]

Mientras que su moto era una moderna y eléctrica, la mía era una clásica moto que funcionaba con gasolina y hacía ruido al andar, ambos coincidiamos en que nos gustaban dichos transportes

Miré por algunos segundos el cielo, parecía que iba a llover pronto, las nubes estaban oscuras y hacía mucho viento

Pero eso no significaba que no la llevaría a nuestro destino

No era muy lejos, así que no tardamos mucho en llegar al parque infantil, mismo parque donde pasaba muchas tardes cuando pensaba que tenía una familia feliz

—¿Que hacemos aquí?— la oigo preguntar al frenar en la acera

—Es bueno dejar de ser adulto al menos por un rato— respondo quitándome el casco

Uno tenía responsabilidades a medida que crece, es bueno de vez en cuando olvidar quien eres y lo que te depara el futuro como adulto, pronto trabajaríamos y íbamos a olvidar lo que fuimos de jóvenes, había que tener algún buen recuerdo de lo que fuiste

Estaciono mi moto de forma segura, respirando el aire frío que se avecinaba por la lluvia camino entre los demás aparatos de juegos hasta llegar a un columpio, me puse detrás de dicho juego y palmeo con tranquilidad el asiento de este

Anastasia me observó, en silencio caminó hacía mi, podía ver en sus ojos la confusión de lo que quería que hiciera, cuando se sentó y se sujetó de las cadenas sonríe un poco

—¿Rajsh que estas planeando?— pregunta mirándome, se veía bonita cuando fruncía el ceño

—Nada especial— respondí sin importancia

No le di tiempo a que dijera algo más, simplemente la empujé dándole impulso, poco a poco me fui alejando al verla balancearce por su propia cuenta, no podía evitar sonreír al verla tan feliz porque simplemente se estaba columpiando

Empezó a reír

Su risa era tan ruidosa pero aún así me gustaba

Dios… ¿que me había hecho para que me gustara tanto?, me sentía alegre de solo verla tan feliz, como si compartiera su felicidad a mi también

—¡Había olvidado cuanto amaba esto!— exclamó sin dejar de reír

Era cierto, cuando jugaba con ella y con César de niños, ella pasaba harto rato en los columpios, yo prefería en ese momento el tobogán pero su afición al columpio me hizo también que me gustara, siempre se veía tan feliz


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Buenas, buenitas, buenotasss

Rajsh puede decir cien veces que no le gusta Anastasia pero sabemos que miente jajaja

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