Anteriormente en la Temporada 1:
El conflicto entre Kate y Zabine escaló hasta un punto de no retorno. Yvette, atrapada bajo el hechizo de Zabine, se encontraba dividida entre su amor por Kate y la oscura influencia de la bruja. En su intento desesperado por liberarla, Kate, junto a aliados como Harper, Mervyn, Laurence y el cura Aldrik, enfrentó a Zabine en su propia casa. Sin embargo, la tragedia alcanzó su clímax cuando, en medio de la batalla, Zabine lanzó un poderoso hechizo hacia Kate que anticipaba la muerte, dejando a todos con millones de dudas: ¿habrá muerto Kate? ¿Que sucedió con el prostituto Dmitriy? ¿Nathaniel y Azariel finalmente dejarán su deseo de venganza de lado? ¿Harper y Mervyn finalmente podrán amarse sin importar nada? ¿Qué hay de los demás?
Capítulo 1: El Sacrificio de Yvette
El aire se tensó en cuanto Zabine alzó la mano, una energía oscura comenzando a girar alrededor de ella. Sus ojos estaban fijos en Kate, llenos de furia y una determinación fría. Kate, temblando de rabia y dolor, dio un paso adelante, dispuesta a enfrentarse a la bruja que había arrebatado el corazón de Yvette y la había convertido en su esclava.
—¡Kate, no!— gritó Laurence desde afuera, intentando detener lo inevitable. Pero Kate no lo escuchó.
Zabine lanzó su hechizo sin vacilar, una corriente oscura de poder que serpenteó por el aire, apuntando directamente al pecho de Kate. Todo sucedió en un instante, un segundo donde el tiempo pareció detenerse.
Yvette, que hasta entonces había estado inmóvil, luchando contra los restos del hechizo que la controlaba, vio el rayo oscuro dirigirse hacia Kate. Algo dentro de ella despertó. Fue como una ráfaga de memoria, un eco de lo que alguna vez había sentido por Kate, de lo que aún, en lo más profundo, seguía ahí. El amor, la preocupación, el miedo a perderla para siempre.
Sin pensar, Yvette se lanzó frente a Kate en el último segundo.
El hechizo de Zabine, implacable y cruel, impactó de lleno en Yvette, atravesando su cuerpo con una fuerza desgarradora. Un grito ahogado escapó de sus labios cuando el rayo oscuro la alcanzó. Su cuerpo se sacudió violentamente, y el aire se llenó de la carga eléctrica y el silbido del poder desatado.
Kate no pudo reaccionar a tiempo. Todo pasó en un parpadeo. Una fracción de segundo después, Yvette cayó en sus brazos, su cuerpo colapsando lentamente mientras el brillo de sus ojos comenzaba a desvanecerse.
—¡No!— gritó Kate, su voz quebrada, ahogada en desesperación, mientras la sostenía con fuerza. —¡Yvette, no! ¡Por favor, no!
Zabine, al ver lo que acababa de ocurrir, quedó paralizada. Los ojos de la bruja se abrieron con horror, y sus manos, antes tan firmes, comenzaron a temblar. —No... esto no debía...— murmuró, dando un paso atrás, las lágrimas asomando en sus ojos.
Kate, arrodillada en el suelo con Yvette en sus brazos, veía cómo la vida se desvanecía de su cuerpo. Las lágrimas corrían por sus mejillas, su voz apenas un susurro desesperado. —Yvette... por favor...— Su corazón latía frenéticamente, como si con su dolor pudiera devolverle la vida. Pero Yvette no respondía. Su piel, antes cálida, se estaba volviendo fría al tacto.
El eco de la muerte de Yvette resonaba en la pequeña casa de Zabine. El cuerpo de la joven yacía inmóvil en el suelo, su sacrificio sellado en silencio. Kate estaba arrodillada junto a ella, su respiración agitada, incapaz de aceptar lo que acababa de suceder. Zabine, por su parte, observaba la escena con los ojos llenos de lágrimas, su expresión endurecida pero rota por el dolor.
—¡Yvette!— gritó Kate, sacudiéndola suavemente, con la esperanza desesperada de que volviera a abrir los ojos. El peso de la culpa la aplastaba mientras sentía que su mundo se desmoronaba.