DEL ODIO AL AMOR

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Tras varias horas después de la última operación, Néstor acude a la habitación de su paciente para revisar sus heridas.

- Patricia, ¿cómo te sientes hoy? Cuéntame – ella sonríe débilmente, aunque sus ojos reflejan cansancio.

- Estoy bien, Néstor. Sólo un poco dolorida, pero nada que no pueda soportar. Me alegra que estés aquí, me hace sentir más tranquila.

- Lo haría mil veces si hace que te sientas mejor. No quiero que te preocupes por nada más que por recuperarte ¿Estás lista? Voy a empezar. Si te duele mucho, dímelo ¿de acuerdo? – ella gime suavemente, su expresión es de dolor mientras asiente.

- Sí, estoy lista, sólo... hazlo despacio, por favor.

- Lo haré con mucho cuidado, no quiero causarte más dolor del necesario. Si en algún momento necesitas que pare, dímelo – la presidenta se muerde el labio, tratando de mantener la calma.

- Gracias, es que… es difícil no sentir dolor. Me siento tan vulnerable… y no quiero que te veas atrapado en mi dolor. Me duele ver el impacto que esto tiene en ti también.

- Tu dolor también es el mío, Patricia. No puedo separarme de lo que sientes. Y aunque a veces sea difícil, estar contigo y ayudarte es lo que quiero hacer. No me importa cómo me afecta, porque verte fuerte me da fuerza a mí – la rubia suspira, con una leve sonrisa.

- Eres increíble, Néstor. A veces me pregunto cómo alguien puede ser tan amable y generoso. No te emociones, que has sido un capullo al principio. Pero bueno, que quiero decir que me haces sentir más valiente, más capaz de enfrentar esto – el médico termina de hacer la cura y le acaricia suavemente la mejilla.

- Y tú me inspiras más de lo que podrías imaginar. Cada vez que te veo luchar, me recuerdas la fuerza que tienes, incluso cuando tú misma no la ves. No estoy aquí solo por ti, estoy aquí por lo que significas para mí - ella le toma la mano, sosteniéndola con ternura.

- Gracias por todo, Néstor. Por cada momento en el que me has sostenido, incluso cuando no podía hacerlo por mí misma.

- Siempre estaré aquí, Patricia. Juntos, lo lograremos – muestra una cálida sonrisa – Ahora descansa, estás en buenas manos.

- Joder, yo no soy tan ñoña, debe ser el efecto de la anestesia.

- Seguro que sí – sonríe él.

- Ya me dirás… qué es lo que significo… para ti.

Patricia poco a poco va cerrando sus ojos, los siente pesados, así que no le cuesta mucho caer en un profundo sueño, por suerte para el doctor, aunque no le dura demasiado.
Una hora después, se despierta con lágrimas en los ojos, su respiración es entrecortada por el dolor. Llama al timbre y Néstor no tarda en aparecer.

- No sé cuánto más puedo soportar. El dolor es muy intenso… por favor, haz algo.

- ¿Por qué aguantas tanto? Si te duele, llámanos y te ponemos un calmante ¿Puedes decirme exactamente dónde y cómo es? – ella no puede evitar gemir y tratar de controlar el dolor.

- Es… es aquí, es como si estuviera ardiendo. Y cada vez que me muevo, es peor. No sé qué hacer. Estoy desesperada – Néstor, con manos temblorosas, revisa el vendaje con mucho cuidado.

- Voy a examinarte. Intenta respirar despacio, Patricia. Voy a hacer todo lo que pueda para aliviar el dolor – la rubia sujeta su mano con fuerza, buscando apoyo.

- Joder, Néstor. Ahora mismo me duele mucho ¿Por qué no mejora?

- El dolor puede ser muy intenso, pero es temporal - acaricia su mano con ternura, hablando en un tono tranquilizador - Lo que estás sintiendo ahora es normal después de una cirugía como esta – observa sus lágrimas caer por sus mejillas - Voy a llamar a la enfermera ahora mismo para que te ponga un calmante. Quédate conmigo, Patricia. No te dejaré sola. Vuelvo enseguida, te lo prometo. Mantén la calma.

 🥭PATRICIA & NÉSTOR🥭 RESPIRA One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora