9 0 0
                                    

Tres meses después...

El tiempo había pasado muy rápido, ya que básicamente todos los días eran lo mismo: de mi casa a la escuela y de la escuela a mi casa.

Thomas y yo nos hicimos mejores amigos. Con Alex y sus amigos hablaba poco; después de lo que había pasado, no podía ver a uno de ellos de la misma manera.

Hoy es fin de semana e iré al cine con Thomas y Susan, así que debo alistarme.

Una vez terminé de bañarme, me puse un top blanco con un jean holgado negro y unas Converse. Bajé las escaleras para tomar mi bolso y salir.

- ¡Adiós, mamá! -dije mientras me dirigía a la puerta.

--Hola - dijo alguien en la oscuridad.

- Ya me estaba aburriendo - dijo mientras se acercaba a mí.

- ¿Thomas? - dije dudosa. -¿Eres tú? - pregunté, alejándome un poco.

- No, soy Apolo - dijo una vez se acercó a la luz.

- Ah, Apolo, ¿qué necesitas? - dije más confiada.

- Emmm, el otro día, cuando tú y yo... - trató de decir, pero se quedó un minuto en silencio- ya sabes. Te olvidaste esto -dijo mostrándome un collar.

- Oh, no lo había notado - dije, posando mi mano en donde debería estar el collar.

- Toma - dijo, extendiendo su mano.

- Gracias, Apolo - dije, tomándolo. :Bueno, adiós, muchas gracias - dije, dándome la vuelta. Podía sentir que todavía estaba parado ahí, como si quisiera decirme algo, pero no le di importancia. Luego de eso, pedí un taxi y me dirigí hacia el cine.

- Gracias - dije, pagándole al taxista.

- Hola chicos - saludé una vez llegué.

- Hola, Ele - dijeron los dos.

- Bueno, entremos - dijo Thomas. Susan y yo lo seguimos.

Una vez adentro, nos sentamos a ver la película "Maze Runner: La cura mortal". Debo admitir que sentí un vacío cuando mi personaje favorito, Newt, murió. Maldición, un nuevo trauma cinematográfico.

Al terminar la película, nos dirigimos a McDonald's.

- Hola, ¿qué quieren chicos? - dijo la mesera.

- Para mí, una hamburguesa y un jugo - dije mientras la miraba.

- Yo lo mismo - dijo Susan.

- Mm, yo una hamburguesa y una Coca Cola - dijo Thomas.

- Estuvo buena la película - dijo Thomas para romper el silencio incómodo.

- Sí, lo único malo es que es la última temporada - dijo Susan, desanimada.

- Lamentablemente - respondí.

La camarera trajo los pedidos y nos pusimos a comer. En verdad teníamos hambre.

- Delicioso - dijo Thomas una vez terminó de comer.

Nos quedamos un buen rato hablando hasta que nos dimos cuenta de que eran las 22:38 y cada uno debería ir a su casa.

- Maldición, hace frío - susurré, frotando mis manos sobre mis brazos.

Y como no tenía tanto dinero, decidí regresar caminando. Mientras tanto, no podía evitar pensar en cómo Apolo sabía dónde vivía. ¿Le habrían dicho? Bueno, por lo menos me devolvió mi collar. Me da vergüenza pensar en el momento en el que lo perdí. ¿Quién diría que de charla pasaría a besos apasionados en segundos? Debo admitir que besa bien el gilipollas, y con la experiencia que tiene.

En lo que estuve pensando, no noté a una persona que se acercaba lentamente. Pude sentir que algo se apoyaba en mis hombros.

- Hace frío y tú vestida así, pero qué tonta - dijo alguien desde mi costado.

- Mm - estaba en shock cuando me di cuenta de que era él: Apolo. - Gracias, Apolo - dije nuevamente. - ¿Qué haces a estas horas? - pregunté al darme cuenta de que solo éramos él y yo. Mi casa se veía muy cerca; estaba a solo unos pasos de llegar.

- Oye, seguro crees que te estoy espiando, pero no es así. Solo salí a fumar y te vi temblando de frío, así que te puse mi chaqueta. Pensé que me habías visto, pero creo que estabas pensativa. Lo siento si te asusté - dijo con una sonrisa pícara.

Le devolví la sonrisa, sintiendo un extraño calor en mi pecho. Seguimos caminando juntos en silencio, disfrutando de la compañía del otro. La noche estaba tranquila y las estrellas brillaban en el cielo, creando una atmósfera mágica.

Al llegar a la puerta de mi casa, me detuve y lo miré.

- Gracias por la chaqueta y por acompañarme - dije, mirándolo a los ojos.

- No hay problema, Ele. Siempre estaré aquí para ayudarte - respondió con una mirada pícara antes de darse la vuelta.

Mientras lo observaba alejarse, me di cuenta de que Apolo se dirigía a la casa de al lado. Era mi vecino. La sorpresa me hizo sonreír. Entré a mi casa y subí a mi habitación, todavía envuelta en la cálida sensación de su chaqueta y su presencia. Me recosté en la cama, pensando en todo lo que había pasado y cómo había cambiado mi vida en tan poco tiempo. Finalmente, cerré los ojos y me dejé llevar por el sueño.

By Apolo

Pero qué noche más fría y a la vez hermosa... Saldré a fumar y mirar las estrellas. Mientras fumaba, no podía evitar pensar en dónde había ido Ele. Digamos que después de lo sucedido no dejo de pensar en ella; básicamente, mis pensamientos se inundan de ella. En ciertos momentos siento el impulso de tomarla de la mano y llevarla a un lugar para comérmela a besos. Pero el maldito de Thomas está todo el día con ella. Él cree que logrará quedarse con ella, pero no lo logrará.

- Pero qué... - susurré al ver a Ele, que se moría de frío. Estaba usando solo un top. Me quité mi chaqueta y me acerqué a ella y se la puse en los hombros. Al darse cuenta, se detuvo y se quedó mirándome. Digamos que no se había dado cuenta de mi presencia hasta ahora.

- Pero qué tonta - dije una vez le puse la chaqueta.

Ele me miró con una mezcla de sorpresa y gratitud. Aunque mis palabras fueron duras, no pude evitar que una sonrisa se formara en mis labios. La acompañé en silencio hasta su casa, sintiendo una conexión que no había sentido con nadie más.

Al llegar a su puerta, me detuve y la miré a los ojos.

- Gracias, Apolo - dijo suavemente, sin saber que éramos vecinos. Le lancé una mirada pícara antes de darme la vuelta y dirigirme a mi propia casa, que estaba justo al lado. Ella se quedó allí, mirándome, hasta que finalmente entró.

Entré a la casa y todos ya estaban dormidos. Yo era el único que siempre se quedaba despierto hasta tarde, es algo habitual para mí. Subí a mi habitación y, para mi sorpresa, mi ventana estaba un poquito más alta que la de Ele. Podía verla mientras se acostaba.

- Mm, pero qué hermosa - susurré, recostado en el barandal de la terraza. - Esto tiene sus beneficios - dije antes de entrar a mi habitación nuevamente.

Fui al baño, me cambié y me cepillé los dientes. Me acosté con la imagen de Ele en mi cabeza, pensando en lo afortunado que era de tener una vista tan perfecta desde mi ventana. Mientras me acomodaba en la cama, no podía dejar de sonreír al recordar su rostro.

Me quedé mirando el techo, imaginando cómo sería hablar con ella más a menudo, conocerla mejor y quizás, algún día, ser algo más que vecinos. Cerré los ojos y dejé que mis pensamientos se desvanecieran.

Un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora