"La vida es buena cuando tienes cosas que te hacen felíz. Y, para Lee Minho, esa felicidad la generan cierto grupo de personas."
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↷ Stray Kids
↷ Minsung
Minho tuvo un mal día, y eso que apenas está empezando; llegó a la Universidad, pensando más con el hambre que con la cabeza, siendo cuestión de segundos para que pasara lo que provocó que estuviera como está:
En medio de una crisis interna.
Luego de todo lo sucedido, ya habían acabado sus clases, siendo las 10:06 a.m, esperando "pacientemente" entre los pasillos de la institución.
Y sí, se quedaría ahí hasta que pasara la hora y llegaran los causantes de su sufrimiento. Decir que no sabe qué hacer se le queda corto.
Está espantado, asustado, horrorizado, y entre más términos que podría relacionar en ese mismo momento. Está haciendo en su mente todos los escenarios posibles, y hasta los no posibles.
«¿Y si se arrepintieron y me dejaron plantado?» Pensó.
«¿Y si al final es una broma para humillarme?»
«¿Y si quieren sacarme información?»
«¿Para qué querrían información de mí?»
Y bien puede simplemente irse y fingir que nada pasó, son unos desconocidos más del montón. Sin embargo, algo dentro de sí le decía que lo mejor es quedarse.
Además, es bueno probar cosas nuevas, dicen por ahí.
«¿Será que les habré hecho algo malo alguna vez y quieren cobrarlas?»
«¿Todo esto habrá sido planeado?»
«¿Qué tal si son matones y quieren hacerme daño?»
«¿Qué tal si me voy a casa?»
Y quedó meditando esa última por un tiempo.
«¿Qué tal si te quieren conocer?» Pensó esta vez con el corazón.
Y Minho ahora se encontraba confundido.
«Tal vez les pareces buena persona.» Insistió.
«Tal vez quieran platicar contigo.»
«Tal vez y les agradaste.»
«Tal vez y quieran ser tus amigos...»
«Una amistad...» Pensó Minho, como si de un niño se tratase al prometerle una golosina, como si de un cachorro se tratase al enseñarle un juguete. Cómo si de un deseo inalcanzable se tratase.
Se encontraba viendo un punto fijo, disociando, simplemente con la palabra amistad en la mente.
En eso, decide ver la hora. Está muy impaciente, honestamente.
«¿¡10:45!? ¿En qué momento?» Y es aquí cuando el Minho paranoico vuelve.
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