Primer contacto

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—Es preciosa —comentó la mujer encantada observando la perfección de los muebles y todo lo que componía de la casa.

Su esposo asintió contento.

—El cuarto será perfecto para este retoño —admitió contento colocando la mano en la barriga de 7 meses de su esposa.

Ella sonrió sintiendo como se removía su pequeño angelito ante el contacto de su padre, a veces creía que él los escuchaba perfectamente.

Sí, él,

El día anterior, habían descubierto el sexo y se encontraba muy emocionada por adornar la habitación de su bebé de azul por todos lados.

—Sí, mañana llegarán las cosas —suspiró contenta—. Deberíamos conseguir juguetes para adornar el patio, oh y hacer una casa del árbol en ese enorme roble y..—empezó a enumerar todo lo que hacía falta por hacer para el bebé.

Su esposo rió.

—Tranquila, no es como si al nacer correrá, cariño —le recordó calmando un poco su ansiedad—. Por el momento deberíamos desempacar para dormír hoy.

Su esposa rodó los ojos al ver que su esposo se reía a su costa, pero asintió concordando con la oferta.

—Cierto, aunque lo de los jueguete iremos mañana al centro comercial que queda a unas horas —le aseguró armando un día productivo para mañana.

Jeon asintió repetidas veces, tomando las indicaciones.

—Por supuesto, lo que tú digas cariño —aceptó sin rechistar.

Y aunque lo quisiera, no podría objetar con su esposa, mucho menos cuando ella estaba embarazada. Con sus constantes cambios de humor, no podría tentar al destino y adelantar su funeral. Por eso prefería aceptar todo con tal que estuviera contenta.

Si su esposa era feliz él también lo era

Estaban por terminar de acomodar las últimas cajas de la mudanza cuando tocaron la puerta.

—Oh, de seguro es la pizza que pedí —dijo emocionada la mujer embarazada prácticamente corriendo a la puerta.

Su esposo frunció el ceño.

—¿Pizza? Pero el doctor-

—Shh —le chitó—. El bebé y yo no estamos de acuerdo con el doctor hoy, ¿entendido?—le comentó en una especie de amenaza mientras lo señalaba con un dedo como si fuera un cuchillo.

El señor Jeon no pudo decir algo más contra el antojo de una mujer embarazada, y esposa. Sería un guerrero cauteloso, además una rebanada de pizza no sería tan malo, ¿Verdad?

Suspiró

Sólo es por hoy

La señorita Jeon contenta abrió la puerta, pero en vez de conseguirse con el repartidor, se encontró con una pareja  muy contentos.

—Hola, somos los Kim —se presentó la castaña de melena ondulada—. Vivimos al lado, somos sus vecinos, bienvenidos a la comunidad, espero que seamos buenos amigos

Sonrió extendiendo una charola con un Pai de manzana que se veía exquisito.

—Oh, ¡Gracias! No debieron molestarse —dijo encantada la señora Jeon—. Soy Jeon Junjae, y este es mi esposo, Jeon Han Sun —presentó a su esposo que se acercaba a ellos.

Al ver que su esposa no había vuelto por unos minutos, supuso que no era una pizza lo que había llegado, por lo que se había cercado unos segundos después de que se había ido.

METANOIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora