O3: Cascarón 1/2.

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 ❝Felix prefería ser el cascarón vacío y superficial, que el cascarón roto y desechado.❞ 

Drama, angst, golpes y abuso.

Historia original de: © Hobibuba 

[...]

En el momento exacto en que los ojos de Felix se posaron sobre las yakgwa, supo que estaba condenado.

Trató de mirar hacia otro lado con rapidez, ordenando la bandeja de comida con las manos temblando. Casi, sólo casi, podía sentir el dulce sabor azucarado de la miel en su boca, y su estómago respondió con un gruñido.

Santos dioses, ¿por qué le hacían eso?

Ubicó con cuidado la tetera de té en el centro de la bandeja, casi llorando cuando sus manos agarraron el platito con las galletas y las ubicó a un costado, junto con el pan, la taza y los huevos. Al rey le gustaba la comida caliente, por lo que cubrió todo con un mantel blanco y se apresuró en tomar la bandeja.

―Vas retrasado ―le dijo la jefa de cocina con una clara mirada de reprobación.

―Lo siento ―susurró, sin mirar a nadie en particular y apresurándose en salir de la cocina.

Sus pies no tardaron en dirigirlo a través de largos pasillos, apenas cruzándose con gente que no fueran guardias, que no le dieron alguna mirada de interés. Felix podía sentir como el miedo crecía a medida que se acercaba a su destino, pero como ocurría cada vez, respiró con profundidad para no dar rienda suelta a la locura, a la desesperación.

Que siga durmiendo, que siga durmiendo, pensaba con terror, y se quedó mirando las grandes puertas del dormitorio real. Los guardias que las custodiaban no tardaron en abrirlas, dándole paso a la habitación más lujosa en el palacio y que, dolorosamente, le recordaba tanto a la que antes era suya: la enorme cama con dosel y sábanas de seda, los exquisitos sillones y muebles, la vista a las montañas y las delicadas ropas. Había tesoros invaluables en ese lugar, como la corona real y el anillo del primer rey de ese reino, además de otras joyas y alhajas de gran valor.

Casi lloró al ver al rey Bang Chan de pie, todavía sin vestir y con su camisón blanco, esperándolo sentado en su sofá. No se veía enojado ni enfurecido, pero eso era peor para Felix: cuando mantenía la calma, siempre las cosas resultaban más horribles para él.

―Mi rey ―dijo apenas, inclinándose―, le traigo su desayuno...

―Tarde ―le interrumpió Chan, con el cabello negro desatado y largo, y sus ojos se movieron alrededor del rostro del menor―. ¿Te quedaste dormido, Felix?

―No ―barboteó, acercándose y dejando la bandeja en la mesita central, bajo la atenta mirada del rey―, anoche no llegaron los huevos y tuve que mandar a un chico a buscarlos, entonces...

―Mentiroso.

Aunque estuviera diciendo toda la verdad de su vida, si Chan decidía llamarlo mentiroso, Felix no tenía más que callar. Al rey le gustaba jugar así con él.

Se arrodilló, inclinando su cabeza.

―Lo lamento mucho, mi rey.

―Sírveme el té ―ordenó Chan― y prepara mi baño. Y como me vuelvas a mentir, te dejaré otro día sin comer.

Felix no creía que podría soportarlo. Si bien no es como que quedara sin comer con esas palabras, si le reducían su porción de comida, que de por sí no era mucha. Por todos los errores cometidos los últimos días, ahora sólo le daban un trozo de pan diario.

Heavenly ♡ chanlix osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora