Day 2

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Después de que Seungmin tomara su jugo de naranja mezclado con el supresor se la paso todo el día mirando televisión con un pequeño puchero en sus labios, siempre hacía eso cuando estaba muy concentrado haciendo algo. El alfa se encontraba a su lado con el celular en sus manos hablando con una compañera de clases preguntándole si ella podía pasar a dejarle las cosas que hicieran en clase durante la semana.

—Alfa... —lo llamó apoyando su cabeza en su hombro.

Chris desvío la vista de su celular hacia Seung y sonrió.

—¿Qué pasa, cosita?

—Hambre.

—Ya veo, ¿quieres unas tostadas con dulce de durazno y café? —preguntó y el omega asintió con la cabeza—. Muy bien, espera aquí.

Se levantó del sillón dejando su teléfono en la mesa y fue hasta la cocina para preparar una rica merienda para el omega y él. Por lo que Seung le había dicho tenía que tomar los supresores cuando desayunaba, merendaba y cenaba, en la hora de merendar la pastilla tenía que estar entera y no disuelta como en el desayuno y cena, no entendió muy bien el porqué pero lo haría de esa manera de todas formas.

También se dió cuenta que Seung no hablaba mucho durante su celo, a ver, si es verdad que su amigo naturalmente era de pocas palabras pero en su celo solamente decía palabras sueltas o frases muy cortas. Parecía un niño a pesar de tener 19 años, pero para Chris era lo más tierno que pudo haber visto, el peliazul jamás lo había visto en celo y era la cosita más tierna y abrazable que vió en su inútil vida de 22 años.

Estaba seguro que no todos los omegas se comportaban así cuando estaban en celo, otros eran algo violentos o enojones, otros que su lado sexual estaba más presente y así.

Una vez tenía todo listo lo llevó hasta la mesa ratona y volvió a la cocina por el supresor y un vaso de agua, cuando el omega vió la pastilla automáticamente empezó a negar con la cabeza.

—No, no...

—Tienes que tomarlo, cosita —dijo dejando el vaso en la mesa.

—No, alfa, no —negó abultando sus mejillas.

—Tienes que hacerlo, abre la boca —demandó con voz tranquila pero el omega volvió a negar—. Seungmin.

—¡No! —gritó y el alfa soltó un suspiro.

Seungmin le había comentado que su omega era demasiado terco a la hora de tomar los supresores si se lo mostraban, se negaba y hacía berrinches para no hacerlo. Más de una vez Minho lo obligó a tomarlo a la fuerza, ya que muchas veces lo tuvo que perseguir por todo el departamento para que lo tome, claro que nunca llegó a los golpes o algo parecido, simplemente el alfa pelirrojo lo chantajeaba con no comprarle más pollo frito y el omega accedía a regañadientes.

—Bien, no lo tomes entonces —¿no pasaba nada si no tomaba el supresor que le tocaba a la merienda, verdad?—. Pero después de cenar te vas a bañar.

El omega sonrió victorioso y empezó a comer tranquilo, el resto de la tarde se la pasaron viendo películas hasta la noche. La hora de la cena paso y Chris estaba batallando con un omega berrinchudo que no quería meterse a bañar.

—¡Antes me habías dicho que sí te bañarías y ahora me dices que no quieres! —alzó la voz mirando al omega con el ceño fruncido y con las toallas en las manos.

—¡No quiero! —dijo cruzado de brazos sentado en su cama mientras le daba la espalda al alfa.

—¡Seungmin!

—¡Ducha no!

—Eres peor que un... agh —dijo hastiado. Dejó las toallas a un lado y se acercó a Kim, se agachó a su altura y lo observó—. Cariño, ¿tú quieres que alfa esté triste? —el omega negó con la cabeza—. Porque alfa se pondrá triste si no te duchas, tienes que hacerlo así estás limpiecito y listo para dormir. Además si lo haces te doy una recompensa, ¿quieres? —el omega asintió y Chris sonrió victorioso.

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Era lunes, por lo tanto, el segundo día del celo de Seungmin, después del baño el omega cayó dormido al instante cuando su cuerpecito tocó el colchón de su cama. La recompensa que le prometió Christopher fue un pequeño besito en la mejilla del menor, esto lo hizo sentir bien ya que según su instinto estaba siendo un buen omega para su alfa.

El alfa se encontraba tirando el supresor para mezclarlo con el batido de moras, mientras lo revolvía un omega con las mejillas rojas y cabello despeinado apareció a paso perezoso en la cocina, caminó hasta el alfa y apoyó su cabeza en el hombro de este para ver lo que hacía.

—Mío —y para recordarle eso también.

Chris rió bajito y le entregó el batido dejando un besito en su frente.

—Claro, cariño, es tuyo. Ve a sentarte, ya llevó lo demás.

Seung le hizo caso y se dió media vuelta para caminar hasta el sillón con la bombilla en su boca degustando el sabor del batido, pues el mueble era más cómodo que las sillas de la mesa. Estaba por llegar pero no contó con que sus piernas flaquearon y cayó al piso de rodillas manchando el suelo con la bebida.

Chris salió corriendo de la cocina al escuchar el estruendo, lo primero que vió fue al omega tirando en el piso y la bebida desparramada por el suelo. El alfa lo observó con los ojos bien abiertos y cuando apenas cruzaron miradas... Seung empezó a llorar.

—No, no llores, cosita —se acercó al omega y lo tomó en brazos levantándolo del suelo—. ¿Te dueles las rodillas? —el omega asintió con la cabeza escondida en el cuello ajeno mientras lloraba debido al dolor.

El alfa rodeó la mancha del batido en el suelo y depósito al omega en el sillón, este no quería soltarse del cuello del alfa por nada y lloriqueó más cuando este intentó separarse.

—Alfa... n-no —sollozó.

—No me voy a ir a ningún lado, pequeño —lo calmó secándole las lágrimas—. Tengo que limpiar esto y luego te haré otro batido, ¿sí?

El omega asintió y se soltó del alfa, Chris no tardó tanto en limpiar el desastre agradeciendo que el vaso no se haya roto en mil pedazos porque eso si pudo lastimar gravemente al omega. Hizo otro batido y luego fue por una pomada para los raspones de sus rodillas, solo que hubo un pequeño detalle... se había olvidado del supresor.

Seung estuvo pegado a él durante todo el día pidiendo mimos y caricias en su cabello. Chris sentía que se iba a desmayar de la ternura. Kim jamás era así de cariñoso con él a pesar de ser su mejor amigo, normalmente el peliazul era él más cariñoso de los dos, cuando lo abrazaba el omega lo apartaba mientras se quejaba, pero ahora tenerlo sentado en su regalo apunto de dormirse en su hombro era algo que nunca pensó que pasaría.

—Es mucho para mí corazoncito —murmuró mientras observaba como poco a poco el omega se iba durmiendo en su hombro.

Cuidando a Kim Seungmin [Chanmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora