𝟎𝟏

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No podías escapar de la innegable verdad: Te faltaba experiencia en el mundo del romance y la ausencia de conocimientos básicos a tu edad te resultaba demasiado vergonzoso

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No podías escapar de la innegable verdad: Te faltaba experiencia en el mundo del romance y la ausencia de conocimientos básicos a tu edad te resultaba demasiado vergonzoso. En esta etapa de tu vida, existía la expectativa, tal vez autoimpuesta, de que debías poseer al menos algunos conocimientos básicos en el ámbito del romance y el coqueteo. Tus intentos de llenar ese vacío a través del enorme mar de tutoriales en línea de YouTube, TikTok, Twitter y Google habían resultado inútiles.

En medio de tu incómoda lucha, un nombre persistía en tu mente: Alguien que sabías que tendría la experiencia necesaria para guiarte. Si bien sin duda hizo que todo el proceso fuera más embarazoso de lo necesario, parecía la única opción viable para tu pequeño problema de inexperiencia. Pero bueno, estás en el punto en el que preferirías enfrentar algunas burlas que seguir tropezando en la oscuridad sobre este asunto. Los mendigos no pueden elegir, ¿Verdad?

- ¿Hmm? -Satoru estaba de pie en la puerta de su departamento, su mirada estaba sobre ti, con las manos apoyadas a ambos lados de la entrada. Se rió entre dientes mientras te veía arrastrar los pies incómodamente.- ¿Lo escuché bien? Quieres aprender a... -Una risa salió de sus labios interrumpiendo su oración.

Se interrumpió con más risas y tu vergüenza alcanzó nuevos niveles que jamás creiste alcanzar. Sin embargo, no tenías otra opción que enf
rentarte a las burlas.
Después de que terminó de reírse a carcajadas, te agarró del cuello de la blusa y te arrastró hasta el interior de su hogar.

- Te ayudaré. -Dijo con una sonrisa dibujada en su rostro.







 -Dijo con una sonrisa dibujada en su rostro

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Satoru tenía un don para enseñar, por eso no tuvo problema en ayudarte.

- Mantén las piernas abiertas, cariño; no me hagas atarlas. -Las manos de Satoru acariciaron la parte interna de tus muslos, amasando suavemente la carne que estaba ahí. Te separó aún más las piernas, con los ojos fijos en el espejo que tenías frente a ti para asegurarse de que ambos pudieran ver reflejado tu coño.- Hey, mantente concentrada. -Dijo al notar que estabas evitando ver tu reflejo en el espejo.- No estes nerviosa.

Él te dio un golpecito en la barbilla, guiando tu mirada hacia el espejo que había colocado frente a ambos. Intentaste no retorcerte en su regazo, no querías que se enojara y te dejara sin su ayuda.

- Presta atención, ¿Entendiste?

Asentiste algo cohibida, pero con una ligera chispa de emoción.
Una mano se dirigió a tu centro, usando dos dedos para separar tus pliegues.

- Que linda vagina. -Te halago y eso hizo que la sangre se subiera a tus mejillas.

Volvió a mirarte a través del espejo, separando aún más tus labios y subiéndolos para revelar tu pequeño bulto de carne qué se encontraba entre tus labios.

- ¿Ves esta cosita que tienes aquí? Es tu clítoris. -Sus ojos rebotaban entre tus ojos y tu coño, asegurándose de que estuvieras mirando.- Lo tienes que tocar de esta forma.

Su otra mano se deslizó hacia tu clítoris, primero apenas tocándolo, evaluando tu reacción con cuidado. Satoru rió entre dientes cuando sintió que te movías contra él, cerrando instintivamente tus piernas alrededor de su mano.

Al instante, Satoru agarró tus rodillas, separándolas una vez más, con una mirada de leve molestia en su rostro.

- Estoy hablando en serio acerca de atarte, mantén tus piernas abiertas. -Te recordó.

Sus manos volvieron a tu coño, sosteniendo tus pliegues abiertos, con un dedo flotando sobre tu clítoris. Con mucho cuidado, colocó la yema de su dedo sobre tu sensible clítoris, frotando suavemente en círculos.
Un suave gemido escapó de tus labios, el contacto era nuevo para ti, pero no era algo que te desagradara.

- Se siente bien, ¿Verdad? -Preguntó al ver como reaccionabas.

- Joder, si... -Jadeaste tratando de mantener tus piernas abiertas.

- Sabia que te gustaria. -Dijo el ojiazul.

Satoru sonrió con sorna y sus ojos brillaron de diversión al ver tu esfuerzo por mantener la compostura. Le encantaba la forma en que te retorcías y apretabas los muslos, evidencia de lo sensible y receptivo que era tu cuerpo.

- Que buena alumna eres. -Ronroneó, aumentando ligeramente la presión sobre tu clítoris-. Relájate y déjate llevar.

Continuó frotando círculos sobre tu manojo de nervios con precisión experta, su dedo moviéndose a un ritmo que coincidía con el latido del deseo que se palpaba entre ambos.

- Mierda... -Gemiste en voz alta.- ¡Satoru! -Tu cuerpo se balanceó de manera involuntaria contra su regazo.

Tu cabeza se inclinó hacia atras, recargandote en el pecho de Satoru.

-Mmmh... buena chica -Murmuró, las palabras estaban cargadas de pura satisfacción.

Su dedo continuó su perverso baile sobre tu sensible coño.
Su mano libre se movió hacia arriba, ahuecando suavemente un seno antes de apretarlo suavemente.
Tu mirada borrosa se posó en el espejo, y veías como tu coño debilitado estaba siendo atendido con maestria por Gojo, y eso fue lo más erotico que habias visto.

- Eres tan receptiva, me encanta. -Susurró contra tu oído.

No se podía negar lo excitado que estaba Satoru en ese momento; su propia polla se tensaba contra sus pantalones al verte retorciéndose debajo de él. Pero por ahora, toda su atención se centraba únicamente en darte placer.
Tu rostro busco instintivamente los labios de Satoru para besarlo, y Satoru no te negó lo que buscabas; uniendo sus labios contra los tuyos para acallar tus dulces gemidos. Su lengua bailó con tu lengua, intercambiando sus jadeos y gemidos en un beso apasionado.
Podías sentir en tu trasero como su polla ya estaba tensa como una piedra.

- Lo estas haciendo excelente. -Te halago con una sonrisa.

Sus ojos azules se posaron en el espejo y no pudo evitar soltar una suave risa al ver tu clitoris hinchado y rosado por la fricción.
La mano de Satoru dejó tu seno para ahuecar tu nuca, sus dedos se enredaron en tu cabello mientras acercaba tu rostro nuevamente a él, profundizando el beso entre ustedes. El sabor de tu excitación se mezcló con el suyo, la dulzura de tu deseo embriagaba al peliblanco.

Y entonces, sucedió. Un escalofrío recorrió tu cuerpo mientras te perdías en el placer que Satoru había logrado arrancarte con tanta habilidad. El clímax te invadió como un maremoto, tu cuerpo se convulsionó mientras gritabas su nombre con desahogo.

El pulgar de Satoru continuó trabajando, extrayendo hasta la última gota de placer de ti antes de que finalmente te permitiera bajar de tu euforia. Sus labios se curvaron en una sonrisa satisfecha mientras soltaba tu cabello, manteniéndote cerca mientras recuperabas el aliento.

- Felicidades, preciosa. Acabas de tener tu primer orgasmo. -Habló en un tono de admiración, sin apartar jamás su mirada de la tuya en el espejo.- No está mal para alguien que lo hace por primera vez, ¿No?

Con dificultad pudiste tragar saliva antes de hablar.

- Si... Nada mal... -Admitiste con un leve sonrojo en tus mejillas.

Con lentitud, Gojo se apartó de ti y tomó tus prendas del suelo para entregártelas en tus manos.

- Avísame si necesitas algo más, ¿Vale? -Su característica sonrisa volvió a aparecer en su rostro y solo te limitaste a mover tu cabeza en signo de entendimiento.

𝑺𝑬𝑿𝑶𝑳𝑶𝑮𝒀 | 𝑺𝑨𝑻𝑶𝑹𝑼 𝑮𝑶𝑱𝑶.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora