💝Hernán 💝

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El trayecto en la camioneta fue silencioso

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El trayecto en la camioneta fue silencioso. A pesar de que las calles estaban casi desiertas, no pude dejar de sentirme inquieta, como si la sombra de Hernán Silvestre me siguiera incluso en la tranquilidad de la noche. Mis pensamientos iban de un lado a otro, tratando de encontrar sentido a todo lo que había pasado. ¿Por qué le importaba a Hernán si llegaba a casa a salvo?

Finalmente, llegamos a mi casa. El hombre que me había recogido, fuerte y serio, detuvo la camioneta suavemente frente a la puerta. Respiré aliviada al ver la familiaridad de mi hogar. Antes de bajar, me giré para agradecerle.

-Gracias por traerme, -dije, intentando mantener la compostura, aunque por dentro todo estaba desordenado.

El hombre, sin mucha expresión, asintió y dijo: -Mi nombre es Peter. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en decirlo. -Su voz era firme pero cortés, como si estuviera acostumbrado a cumplir órdenes, sin hacer preguntas.

Le sonreí levemente, más por educación que por otra cosa. -Gracias, Peter. Que tengas buena noche.

-Igualmente, señorita, -respondió él, con un ligero asentimiento de cabeza.

Bajé de la camioneta y caminé hacia la puerta de mi casa. La luz del porche iluminaba el camino, pero la sensación de estar siendo observada no me abandonaba. Sabía que era irracional, pero no podía evitarlo. El nombre de Hernán seguía resonando en mi cabeza.

Una vez dentro, cerré la puerta tras de mí y respiré profundamente. Estaba en casa.Estaba a salvo. Pero la sensación de haber cruzado una línea que no comprendía del todo seguía presente. Sin hacer ruido, subí las escaleras hacia mi habitación, deseando con todas mis fuerzas dejar atrás la inquietud que sentía.

Entré a mi cuarto y cerré la puerta, buscando la seguridad de mi propio espacio. Me dejé caer en la cama, agotada tanto física como mentalmente. ¿Qué estaba pasando en mi vida? Todo había cambiado tan rápido desde que conocí a Tomás, y ahora Hernán. ¿Qué era lo que realmente querían?

A pesar de todas las preguntas que giraban en mi mente, el cansancio se impuso. Poco a poco, mi cuerpo se fue relajando, y mis párpados, pesados, comenzaron a cerrarse. El sueño me venció sin que me diera cuenta, llevándome a un lugar de silencio y oscuridad donde, por un momento, nada más importaba.

Pero la paz no duró mucho.

El sonido agudo de la alarma rompió la quietud, sacándome del sueño de golpe. Me espanté, el corazón latiéndome rápido por la sorpresa. Tardé un segundo en recordar dónde estaba, y cuando miré el reloj, vi que era hora de levantarme para el colegio.

-No puede ser... -murmuré mientras me frotaba los ojos.

El cansancio seguía presente, pero no había tiempo para descansar más. Me levanté de la cama, con la mente aún nublada por los eventos de la noche anterior. La realidad me llamaba de vuelta, pero la sombra de lo que había vivido seguía presente. Era un nuevo día, pero la sensación de que algo más estaba por venir no desaparecía.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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