La lluvia caía torrencialmente en la pequeña y melancólica Holmes Chapel. Sus calles estaban desérticas haciendo ese día el perfecto para que Harry pudiese llevar a cabo lo que hace meses estaba planeando hacer sin que nadie se de cuenta.
Sus pequeñas y débiles manos forzaron su agarre al resbaladizo barandal oxidado. El pequeño observó hacia abajo con temor y nerviosismo, allí el profundo arroyo estaba casi desbordandose debido a los continuos días lluvia que atravesaba la ciudad.
El caudal de agua corria velozmente debajo del puente. El niño trago en seco, tenia demasiado miedo en ese momento, no iba a ocultarlo. Su corazón empezó a bombear a un ritmo mas acelerado de lo normal. Había llegado la hora, tenía que hacer lo ahora o no lo haría nunca.
Su cuerpo entero comenzó a temblar, ya no quería hacerlo, ya no quería quitarse la vida. En ese momento varios pensamientos llegaron a su mente.
"¡Hey, miren! Ahí viene ese niño enfermo" Eran todos muy irientes sus comentarios ofensivos.
"¡No te me acerques, podías contagiarme con tus enfermedades!" Los nudillos del pequeño empezaban a volverse bancos de tanto que apretaba el antiguo barandal con su agarre.
"¿Porqué no puedes ser un niño normal como tu hermana? Tengo que ir y venir todos los días de ese maldito hospital"
Ahora la voz de su madre se hacía presente.
Harry se pregunto si su ausencia se notaria, estaba seguro que no, si lo hacían, no se molestaría por él. Siempre fue una carga para su madre, gastaba todo el dinero que les daba su padre para sus medicamentos, un estorbo para su hermana, y un genial objeto de burlas por parte de sus "amigos" de la escuela.
Desde los tiernos 2 años, la madre del pequeño había notado la recurrencia severa con la que distintas enfermedades atacaban al niño. Los medios le informaron que tenia una enfermedad hereditaria que hacía que su sistema inmune fuese muy frágil e incapaz de detener con tiempo a las enfermedades. Así que Harry paso la mayor parte de su infancia en un hospital, mientras que los demás niños jugaban en el parque como era común.
Era algo terrible y fatal que haya decidido en quitarse la vida con sus cortos 8 años, pero el ya no podía mas con todo eso dek dolor, su vida era un completo martirio.
Así que Harry tomo todo el aire que sus pulmones le permitieron y lo solto lentamente, armandose de valor. Ya estaba decidido, no había más duda, ahora si saltaría.
Se acercó lentamente a la orilla del puente, ahora con decisión. El agua corría velozmente llevándose varias ramas, y en minutos, el pequeño y frágil cuerpo de Harry.
Harry serro sus ojos intensamente al momento en que aflojaba su agarre del lumbral.
Y saltó.
En el momento en que lo hizo toda su corta vida paso frente a sus ojos. Se vio a si mismo corriendo en un campo de lavanas, la brisa fresca de la primavera, daba de lleno sobre su pequeño rostro de cuatro años.
A lo lejos Harry escucho una peculiar y dulce voz llamándolo. Nunca la había escuchado antes. Rápidamente Harry sintió sus pulmones llenarse de aire fresco y su vista de a poco comenzaba a aclararse.
Se encontró con los ojos mas bonitos que nunca había visto. Por un momento dudo si había muerto o no, porque esos ojos parecían de un ángel.
-¿Tú eres idiota? ¿Qué crees que hiciste niño? ¡Eres un completo estúpido! - El pequeño niño hablo sollozando frente a Harry.
-Prometeme que nunca mas harás algo como eso. T-tu tienes mucho que vivir aún. - Chillo el castaño.
Haber pensado siquiera en la idea de tirarse al río, ahora lo hacía sentir un idiota. Se arrepintió y mucho.
Ambos niños estaban arrodillados uno frente a otro, bajo la fuerte tempestad que azotaba la cuidad.
-Ya no llores... todo estará bien ¿de acuerdo? - El castaño frotó dulcemente la pequeña espalda de Harry buscando calmarlo.
-D-de acuerdo - Contestó entre leves sollozos.
-Por cierto, soy Louis. ¿Tú como te llamas?
-Harry - Murmuró aún abrazado a Louis.
Louis era bonito. Tenia el pelo pegado a su rostro desordenadamente debido a la lluvia, unos ojos azules llenos de vida, y dientes similares a una fila de perlas.
Louis acercó sus manos a las mejillas de Harry, acariciandolas suavemente.
-Te prometo que todo estará bien Harry, se que te esperan cosas muy bonitas en el futuro... -
Y Harry le creyó.
