Tuve dos caminos

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Ryomen Sukuna, el hechicero más formidable y temido de la historia, reinó supremo como el rey indiscutible de las maldiciones. Su poder era inigualable, probablemente el más grande que haya pisado la tierra, inspirando reverencia y terror en aquellos que osaban mencionar su nombre.

¿Qué lo llevó a este punto de culminación? Él mismo eligió su camino, sin vacilaciones ni dudas, y le gustó. El sabor amargo de la soledad y la sed insaciable de dominio lo acompañaron en cada paso. Pero ¿valió la pena? Esta pregunta permaneció sin respuesta, incluso para él, sumida en la oscuridad de su alma.

Su existencia se truncó de manera abrupta en Shinjuku, a manos de Yuji Itadori, la persona a la que más había atormentado desde su regreso después de 1000 años de silencio y oscuridad. Todo convergió en ese momento: enfrentar a la maldición conocida como Mahito, dialogar y, por primera vez, anhelar un camino distinto, una opción que podría haber cambiado el curso de su destino. Pero ya era demasiado tarde. No volvería como Ryomen Sukuna, el rey de las maldiciones.

Sin embargo, la historia de Sukuna no terminó allí. En un giro inesperado, su alma renació en un cuerpo nuevo, en un tiempo lejano. Ahora se llamaba Kaito Yamagawa, un nombre que simbolizaba una nueva vida, libre de las sombras de su pasado.

Kaito vivía en Tokio, rodeado de la tranquilidad que siempre había anhelado. Estaba casado con una mujer hermosa y amable, su antigua compañera. Juntos disfrutaban de la vida cotidiana, lejos de la oscuridad que una vez los consumió.

La suave brisa golpeaba el rostro de Kaito mientras contemplaba el paisaje desde su casa. Sentía paz, una sensación que había olvidado en su vida anterior. Los días soleados le traían serenidad, y la paz se había convertido en su refugio.

Mirar el hermoso paisaje desde su hogar le traía un extraño sentimiento de nostalgia. Era como si su alma recordara algo que su mente no podía alcanzar. Ese día era especial, un día para reflexionar sobre su nuevo camino.

Kaito sonreía mientras pensaba en su esposa, en su vida, en su paz. Quién diría que el Rey de las Maldiciones se convertiría en un hombre común, con una vida común. Perdio contra Yuji, Pero Kaito sabía que esta era su verdadera victoria.

La paz que había encontrado era su mayor logro, su mayor conquista. No necesitaba el poder ni la dominación para sentirse completo. Solo necesitaba la tranquilidad que lo rodeaba.

Así que Kaito Yamagawa, el antiguo Ryomen Sukuna, vivió su nueva vida con gratitud y serenidad, sabiendo que había encontrado su verdadero propósito. La oscuridad del pasado se desvaneció, y la luz del presente lo iluminaba.


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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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