Disaster

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Era un día nublado, no hacia ni calor ni frio, esto daba a conocer que pronto llovería y así fue. Todos los niños estaban en sus casas resguardándose de la tormenta, menos James, él estaba sentado en la banca de una pequeña plaza situada a cuadras de su casa. Se encontraba pensativo mientras las pequeñas gotitas caían mojando su cabello y parte de su ropa. luego de un rato allí se puso la mochila y se levantó del asiento dispuesto para partir a casa, caminó unas cuadras  y se encontró frente a su casa, era bastante grande ya que sus padres trabajaban más para arreglar su casa en vez de preocuparse de su hijo. Ya estando dentro se dio cuenta de que no había nadie ya que sus padres rara vez se encontraban en casa debido a sus respectivos trabajos; su padre era un hombre de negocios trabajaba en una empresa y su madre trabajaba en el municipio de su comunidad siempre llegaba tarde y james ni notaba su presencia, se podría decir que la veía pocas veces cuando no podía dormir por las pesadillas que lo atormentaban. Subió a su habitación, dejo su mochila sobre el pequeño estante que había allí y se recostó sobre la cama mientras las lágrimas caían sobre sus suaves mejillas recordando los tormentosos momentos que vivía día a día en su colegio.

James sufría de bullying en el establecimiento donde él estudiaba desde que llego hace aproximadamente dos meses. Uno de sus compañeros llamado will era alto y corpulento, su cabello de tono rojizo oscuro, sus ojos eran de un color miel suave se podía ver el odio en ellos; él y sus amigos se han encargado de hacerle la vida miserable a james ya sea mediante insultos, golpes e incluso amenazas tanto a su correo como mediante cartas de vocabulario vulgar.

James estaba aburrido de todo esto los golpes los insultos ya no podía más el solo era un chico de 13 años que esperaban de él ¿dinero? ¿Popularidad? Obviamente el pequeño no tenía amigos a pesar de ser un chico humilde, amistoso, amigable, y muy tierno, nadie se juntaba con él por miedo a ser tratados exactamente igual o peor que como lo trataban a él nadie se atrevía a afrontar todo esto y decir ¡basta él no lo merece! Pero no. Todos se quedaban callados por miedo mientras este chico sufría día a día.

Ahí estaba james sentado al borde de la cama secando las lágrimas de sus ojos con su puño, pero por qué llorar? De que serviría? Se levantó y fue al cuarto de sus papás tomó un pequeño frasco de unas pastillas de color rojo mitad amarilla la etiqueta estaba rasgada así que no podía ver el nombre de aquel frasco, lo llevo hasta su cuarto y nuevamente se sentó al borde de la cama esta vez mas decidido a quitarse la vida, lo había intentado antes pero el temor se apoderaba de él, esta vez no pasaría eso porque ya había tomado una decisión tal vez no la mejor pero para el sería un alivio.

La verdad es que james tenía miedo de lo que haría ya que era una gran decisión pero de que servía decidir si ya nadie lo extrañaría o al contrario se animaría con la noticia, james no quería irse así nada más y demostrar que era un cobarde tomando la salida rápida pero ya estaba harto de todo de lo que dijeran a sus espaldas de los golpes de todo. Tomó el frasco y lo abrió cuidadosamente sacó unas pastillas las cuales tomó sin pensarlo dos veces. Sintió un frio en el pecho, tuvo miedo y luego se desvaneció sobre el piso de aquella fría habitación.

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