Capítulo 2

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Lo único que puede hacer, fue quedarme mirando fijamente, en un leve estado de shock.

Estaba echa una mierda, totalmente. La peluca, que anteriormente escondía mi cabello, ahora simplemente colgaba de él, como un trapo sucio y enmarañado. Mi cara tenía múltiples raspones y el comienzo de un morado en mi pómulo. Mis brazos eran un desastre sangriento, el rasguño del lobito había dejado de sangrar, pero las pequeñas astillas que estaban clavadas, alrededor de mis brazos y las piernas. Mi ropa, no había salido mejor parada que yo, colgaba hecha jirones llena de polvo y sangre, lo más lamentable de todo era mi bella chaqueta larga, echa mierda.

Encogiéndome de hombros, termine de arrancar la peluca y me quite la chaqueta, ahora me veía un poco menos asesina, todavía si alguien me ve de cerca llamaría a la policía pero ya no es tan evidente.

Camine dos cuadras más, hasta un aparcamiento donde había dejado mi amada moto, era una Harley Davidson V-rod Night Rod Special 2015, negra, que me había costado la teta izquierda, pero ya la termine de pagar y ahora esa belleza, sobre dos ruedas, era toda mía. Metí la idiota peluca y mi anteriormente bella chaqueta, en una mochila, que había traído con el pretexto de meter la peluca solamente. Me monte en mi moto, cuando la encendí rugió en toda su gloria, y conduje, alejándome de esa parte de la ciudad.

Salí de la cuidad y conduje hasta lo que a simple vista, parecía un instituto altamente protegido, pero detrás de esos muros se escondía, la escuela de formación para cazadores especializados. Es un nombre largo, normalmente yo lo llamo EFCE, me cansaría cada vez que digo el nombre, y de por sí, es un uso innecesario de mis palabras.

Al llegar a la reja de entrada, el guardia me echo una mirada y abrió la reja electrónica, después de un corto asentimiento, tal vez me veía más echa mierda de lo que pienso.

Cuando entras pareciera que estas en otro mundo, aquí adentro, las cosas eran verdes, había un bosque en la parte trasera, que escondía las viviendas; había tres edificios al entrar, uno, las oficinas; el edificio de la comunidad, donde estaba el comedor, la sala de reuniones, la enfermería, y el último, el más peligroso, es donde se encuentran, los laboratorios, la armería y una serie de habitaciones prohibidas, las llaman así, pero todos se escabullen para entrar, por lo que de secretas no tienen nada.

Estacionando mi moto, en mi estacionamiento designado, me baje y me dirigí a las oficinas, pensando muy seriamente en pedir un aumento, o que por lo menos me compraran una chaqueta nueva. Yo era muy consciente de las miradas que me ganaba al pasar, pero no es mi culpa que los perritos se pusieran intensos, por lo que ignore a todos a mi paso.

-Ashe, tu cita te mordió muy duro- dijo burlonamente una voz muy familiar, a mi derecha; lo mire, hasta que levanto las manos en señal de rendición. Construido por puro musculo, con una piel de un color tostado, con su melena rubia y sus ojos azules, mi mejor amigo Aden, me miro desde el otro lado del pasillo.

-No estoy de humor, chico estrella- le dije, volviendo a retomar mi camino hacia mi dinero, pensando en pasar por la cocina y robar toda la comida que pueda agarrar, antes de que la cocinera me atrape.

-Deja de llamarme así, matas mi imagen- dijo mirándome muy seriamente, pero podía ver la chispa de diversión en sus ojos, mientras se cruzaba de brazos, causando algunos suspiros de amor de las novatas.

-De imagen no tienes una mierda, así que no me vengas con cuentos raros- dije burlonamente, con él no podía estar molesta mucho tiempo, por eso era mi mejor amigo; habíamos crecido juntos y somos más como hermanos, que como amigos.- además, yo no tengo que matarla, eso lo haces tú solito, supermodelo.

Esquivándolo, seguí caminando hasta la oficina de la señora Beatriz, una señora mayor, con una columna de acero, no se dejaba intimidar por estos jóvenes, ella era la que me iba a dar mi dulce recompensa. Como era de esperarse, Aden no se dio por eludido y me siguió, llegamos a la puerta de la oficina de la señora Beatris, tome un respiro y entre.

La oficina de la Sra. Beatris, siempre estaba pulcramente arreglada, dándole una apariencia estética, la Sra. Beatris estaba sentada detrás de su escritorio, como un día normal. Pero nada en el mundo, me pudo haber preparado para la persona que estaba sentada, en frente de la Sra. Beatris

-¡TU!- dije furiosamente, y arremetí contra esa persona con todos mis poderes y toda mi fuerza.

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(N/A)

Lista mi parte.                                                                                                                                                                           Tengo curiosidad por saber que vas a hacer, Wolf                                                                                                    La historia ahora es tuya.

-Lion 

Escritores al ataqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora