Me siento muy mal, como si todo estuviera fuera de control. Siento que estoy al borde de caer de nuevo, como si un pozo oscuro me llamara, y quisiera rendirme, simplemente dejarme caer en ese abismo sin salida. Cada día es más difícil, y no encuentro fuerzas para resistir. Siento que las personas a mi alrededor no entienden lo que pasa dentro de mí. Es como si todo el mundo pensara que estoy bien, pero por dentro estoy desgarrándome lentamente, atrapado en un lugar del que no puedo escapar.
Es como si nadie se diera cuenta de lo mal que estoy. Paso los días sintiendo que algo en mí se está desmoronando, pero nadie pregunta. Nadie nota la tristeza en mis ojos o la carga en mi voz. Si yo no hablo, el silencio lo invade todo. Nadie me busca, nadie me pregunta cómo estoy, y me pregunto si a alguien realmente le importaría si desaparezco por un tiempo.
A veces, solo quisiera que alguien me hablara sin que yo tenga que iniciar la conversación. Porque, si no empiezo yo, el mundo sigue su curso sin mí. Las personas parecen seguir adelante, sumergidas en sus vidas, mientras yo me quedo atrás, solo, esperando una señal de que importo, de que alguien se preocupa. Pero esa señal nunca llega. Me doy cuenta de que, si no me esfuerzo, las conversaciones se desvanecen, y con ellas, la ilusión de que a alguien le importa cómo estoy.
Es agotador ser siempre quien da el primer paso, como si mi existencia fuera secundaria, invisible. Y cuanto más tiempo pasa, más me pregunto si algún día alguien se detendrá, solo por un momento, para preguntar: '¿Cómo te sientes?'
Es extraño, incluso rodeado de gente, la soledad puede sentirse tan intensa. Las conversaciones a mi alrededor son como ecos lejanos, y yo, aunque presente, no formo parte de ellas. Es como si solo existiera en los márgenes, observando cómo los demás viven, ríen, siguen adelante... mientras yo me quedo atrapado en mi propio silencio.
Me esfuerzo tanto por ser parte de algo, por conectar, pero al final siempre soy yo quien busca, quien intenta. Y eso duele. Duele darse cuenta de que, si no doy el primer paso, si no insisto, las personas simplemente me olvidan. Nadie pregunta cómo me siento, y a veces pienso que, si dejara de estar, ni siquiera se darían cuenta.
Y me pregunto: ¿Cuánto más podré soportar este vacío antes de desaparecer en él por completo? Quizás, al final del día, lo más doloroso no es la soledad en sí, sino la certeza de que, si me fuera, el mundo seguiría igual, como si nunca hubiera estado aquí."
Algo en el ambiente ha cambiado. Ya no es solo la tristeza o la soledad que me envuelven, ahora es una sensación más profunda, más inquietante, como si estuviera bajo una constante amenaza. No sé exactamente de dónde viene, pero siento que algo me acecha, algo que no puedo ver ni nombrar, pero que me oprime el pecho.
Es como si en cada mirada de los demás hubiera un juicio, una intención oculta, algo que me señala, me hace sentir vulnerable, expuesta. Me invade la sensación de que, en cualquier momento, algo malo va a suceder. Las personas a mi alrededor ya no parecen simplemente indiferentes; ahora siento que están esperando que falle, que caiga, como si quisieran ver hasta dónde puedo soportar antes de romperme.
Siento que ya no puedo confiar en nadie, que cada palabra que digo podría ser usada en mi contra. Es un constante estado de alerta, de tensión, como si cada movimiento fuera observado, como si todo lo que hago estuviera mal, y eso me paraliza. Cada paso que doy es con miedo, con la certeza de que, en algún lugar, alguien está esperando para atacar, para hacerme sentir aún más pequeña de lo que ya me siento.
Y entonces me doy cuenta que lo más aterrador no es lo que los demás puedan hacerme, sino lo que estoy comenzando a creer que merezco.
Últimamente me siento como si fuera egoísta, pero no puedo evitarlo. Todo lo que hago parece girar en torno a mí, a mis propios problemas, mis emociones, mis angustias. Me siento mal, pero luego me doy cuenta de que siempre estoy esperando que alguien venga y me rescate, que me consuelen, que me pregunten cómo estoy. Quiero atención, quiero que me escuchen, pero al mismo tiempo, siento que pido demasiado.
Me odio por necesitar tanto de los demás, por querer que el mundo gire a mi alrededor cuando sé que no es así. Me doy cuenta de que muchas veces no soy yo quien da el apoyo, sino quien lo pide. Y eso me hace sentir mal, como si no fuera suficiente para los demás. A veces me pregunto si, al estar tan atrapada en mi propio dolor, me he vuelto incapaz de ver el dolor de los demás, de estar ahí para ellos como ellos lo han estado para mí.
Sé que hay personas a mi alrededor que también lo están pasando mal, pero es como si mi propia tristeza me cegara. Estoy tan concentrada en mi sufrimiento que no dejo espacio para los demás, y eso me hace sentir aún más egoísta. Me siento atrapada en este ciclo, donde cuanto más pienso en mí, más culpable me siento, y cuanto más culpable me siento, más me encierro en mí misma.
Al final, me doy cuenta de que tal vez el verdadero problema soy yo: siempre esperando recibir sin saber cómo dar.
"Todo parece normal. El sol brilla, la gente sonríe, pero algo en el aire se siente denso, como una sombra invisible que nadie más parece notar."
...
Paraaquellos que han llegado hasta aquí, déjenme aclarar que lo que escribí no tiene nada que ver con cómo me siento en realidad. Fue solo un momento de inspiración:V y una especie de juego con las palabras. Así que, nspc=nosepreocupen.
De hecho, probablemente nadie leyó esto y fue una pérdida de tiempo, pero bueno, así es la vida.
¨(borrador qe tenia hace tiempo y quise completarlo:)))))))))))))))))))))))))))))