Solté un suspiro de alivio cuando vi a Key sentado en la camilla, la tía Ab corrió hacia el para abrazarlo.
-¡Que alivio!, no sabes lo preocupada que estaba, por dios, que bueno que estas bien, ¿Necesitas algo?, ¿tienes hambre?, ¿sed?, ¿te traigo un vaso de agua?
-Absbsksk- Tía Ab se separó de mi hermano al darse cuenta de que lo estaba asfixiando sin querer. Este tomó algunas bocanadas de aire- estoy bien, tía Ab, en serio, no debiste de preocuparte de esa forma.
-¡¿No viste lo mal que estabas niño?!, es más, hay que mandar a hacer exámenes, ¡si!, eso, quizá tengas un virus o alguna clase de enfermedad de la que no sepamos y...
Ellos seguían hablando, bueno, más bien, tía Ab hablaba, Key solo escuchaba el sermón que le estaba dedicando.
A pesar de todo lo que pasaba a mi alrededor, yo no podía dejar de pensar en lo que había pasado minutos antes con aquel desconocido.
Despertaba demasiado mi curiosidad, ¿por qué lo estaban persiguiendo?
Parecía que querían hacerle daño, ¿que había hecho?
La puerta de la habitación se abrió, y de ella entraron Adam y Ellis.
El último se sentó a los pies de la camilla.
-Nos pegaste un buen susto, ¿cómo estás?- le preguntó a Key.
-Estoy bien- respondió en un tono de frustración, como si estuviera harto de que todo mundo le preguntara lo mismo- ¿Pueden salir ya? No quiero ver a nadie.
Bueno, quizá si estaba harto.
-Key.
Adam, quien no había emitido sonido hasta el momento, le extendió un teléfono al nombrado, el cual lo tomó con una emoción parecida a la impotencia.
Todos nos quedamos inmóviles mientras él observaba la pantalla del aparato. Levantó la vista y la paseo por cada uno de nosotros, deteniéndose en mi y pasados unos segundos miró abruptamente a Adam.
Esto pareció ser una especie de código para ellos ya que este último asintió y nos indicó con la cabeza que saliéramos todos.
Por mi parte, espere a que los demás salieran. Una vez que todos se fueron me atreví a hablar.
-Key... lo siento si te sobrecargue con tantas preguntas pero necesito respuestas.- fue lo único que pudo salir de mi boca.
-La curiosidad mató al gato Hannah, y no eres la única aquí que tiene preguntas- dijo, susurrando lo último.
No pude evitar poner la pregunta en la mesa.
-¿Para que te dio ese teléfono?
Key solo pudo mirarme por unos segundos, para luego bajar la cabeza mientras se mordía levemente el labio inferior, como si le costara mirarme a los ojos.
-Deberías salir con los demás, Hannah- concluyó, sin mirarme.
Lo miré fijamente por unos segundos. Sentía su mirada cargada de algo que no podía describir.
¿Culpa?, ¿miedo?, ¿duda?
Quizá una mezcla de todas.
Di media vuelta y salí de la habitación, pero una vez fuera no me vi capaz de seguir por el pasillo.
Me quedé parada, congelada, queriendo escuchar algo que me ayude a entender un poco de lo que tenía en la cabeza.
Pero solo había silencio.
Di un paso, dos, hasta que lo escuché.
-Estoy bien- era Key, al parecer estaba hablando por teléfono- no, no tengo idea de lo que pasó- me sorprendió su tono, parecía extremadamente enojado, como si estuviese hablando con alguien que no soporta en lo absoluto- si... ya te lo dije, estaba... - parecía una bomba a punto de explotar, su silencio de vez en cuando me daba a entender que efectivamente estaba hablando con alguien- ... no, claro que no, ¿qué te pasa?, ¿quién te crees para...- cada vez respiraba más pesado, se notaba que no era una conversación que quisiera tener- ¿eso es lo que crees de mi?, ¿porque no mandas a la perrita de Adam a volver a revisar mi habitación y así se quedan más seguros tu y el idiota de... ¡¿bueno y a ustedes que les importa eh?!, no se vengan a querer hacer los padres del año porque...
Me quedé en shock al escuchar la palabra padres, ¿acaso Key estaba hablando con...
-¡¿Y qué van a saber?! ¡no están aquí, nunca están!, Hannah me ha estado preguntando por ustedes y yo ya no se que decir... ¡No, ahora tu escúchame!, la única razón por la que Hannah no sabe que yo me comunico con ustedes es porque no quiero que sepa que sus padres son unos... ¡no me importa!, en lo que a mi concierne, Hannah es la única familia que tengo, nada más que ella... ¡váyanse a la mierda!, pueden morirse donde quiera que estén y no me va a importar, les agradecería que no me vuelvan a llamar porque no me importan sus vidas de mierda así que no tiene por qué importarles la mía o la de Hannah... ¿eso crees?, ni siquiera los conoce, podría cruzarlos en la calle y ni siquiera mirarlos, lo único que tiene es esa estúpida descripción que le di hace unos días, ni siquiera una foto, un video, nada... ¿De que manera tengo que explicarte que no me importa?, voy a colgar... si, voy a hacerlo, es más, ya lo estoy haciendo, ya lo hice.
Y luego de eso no escuche nada más.
Sentí un sudor frío bajar por mi frente, Key sabía de nuestros padres, ellos lo llamaban, y no me dijo nada.
Salí lo más rápido que pude de ahí, en la sala de espera estaban Ellis, Adam y tía Ab, esta última estaba en el mostrador preguntando por el estado de Key y cuando le iban a dar de alta.
-¿Por qué tardaste tanto?- Me preguntó el peliblanco al verme.
-Pase por el sanitario- respondí con la mayor normalidad que pude.
Ellis se encogió de hombros, sin darle mayor importancia, pero Adam se quedó mirándome fijamente. Muy, fijamente, como escaneandome.
-Pareces muy alterada, como si hubieras corrido- me dijo, con aire desconfiado.
-Era una urgencia, ya se me salía el...
-Buenas noticias- llegó tía Ab con nosotros- dicen que en unas horas, si los exámenes de sangre salen bien, podemos volver con el a casa.
Ellis y tía Ab estaban más que contentos. No dudo que Adam también, pero no es una persona a la que se le olviden las cosas con facilidad.
-Hablaremos al llegar a casa, Hannah.
Me atraganté con mi propia saliva.
ESTÁS LEYENDO
Psicoyume
FantasyHannah Miyake, una niña normal, de no ser por el oscuro pasado de su familia. Pasado del cual ella no está enterada. Nadie, ni siquiera su hermano se dignará a darle la información que exige. Pero ella también tiene un secreto, y es que todas las no...