— Sato, ¿de verdad no tienes ninguna pista de la ubicación de Suguru?— Habló Shoko mientras se encontraba en la morgue, revisando el cuerpo de una víctima no hechicera, todo indicando que había sido el culto de Suguru el que había causado esto. — Digo, fueron novias casi 3 años, mínimo algo te tuvo que haber dicho de su paradero.
Satoru suspiró, Shoko hacía esta pregunta mínimo una vez a la semana, no entendía el porqué, ya que la respuesta siempre era la misma.
— Si supiera algo ya hubiera ido a buscarla, pero dios, han pasado casi 7 años, creo que debemos darnos por vencidas en el hecho de que regresara.— Expresó la albina, recargada en una pared cerca de la puerta.
— Es obvio que no va a regresar pero, es nuestro deber como hechiceras buscarla, Sugu es considerada como hechicera maligna, está condenada a muerte.
— Y aunque lo supiera, no les diría dónde está si lo único que quieren hacer es matarla.
— Está matando gente inocente, Satoru, y todo por su estupida idea de un nuevo mundo, se le está yendo de las manos.
— Yo lo sé pero aun asi.— Lo mucho que Satoru odiaba hablar del tema de Suguru hacía que se irritan fácilmente.
— Ya no es la Suguru que conocimos, debes entender eso.
Sato no estaba para discutir, simplemente rodó los ojos y salió del lugar, dejando sola a Shoko.
Para coincidencia de la albina, justo ese día era el 7 del mes, y todos los 7 pasaba algó muy especial para ella.
— Vienes tarde bonita— Habló una voz mientras abria la puerta, una figura alta y con cuerpo de reloj de arena, pelo negro largo y unos ojos morados que podrían hechicizar a cualquiera.
— Perdón Sugu, los altos mandos me estaban interrogando y casi que me tuve que escapar.— Dijo Satoru, dejándose caer en el cuerpo de Suguru, colocando su cabeza en el pecho contrario mientras esta la sostenía suavemente.
Era obvio que ellas dos seguían viéndose, y quien pensara que no lo hacían era simplemente ciego, se necesitaban la una a la otra, estar separadas era peor que la muerte para ellas.
¿Y porque los 7 de cada mes? Fácil, estas reuniones habían comenzado en el cumpleaños de Satoru, un 7 de diciembre, y desde ahí continuaron, siendo completamente exitosas hasta ahora.
— ¿Cómo te ha ido este mes mi vida?— Preguntó Suguru, acompañando a Satoru dentro del departamento, Mimiko y Nanako no se encontraban, Sugu las había dejado con Miguel, ya que sabía lo que pasaba entre ellas cada que tenían sus visitas.
— Todo bien, aunque Megumi está un poco más rebelde que de costumbre pero creo que es normal, hace poco cumplió los 13 y está en ese momento de la pubertad donde todo le molesta.—
Satoru se sentó en la silla de la barra de la cocina, mientras Suguru le servía su té favorito.
— Me imagino, además no es como si aceptara el hecho de que prácticamente lo adoptaste.— Suguru se quedó parada del otro lado de la barra, mirando a su amada.
— Una vez hasta me dijo mamá, y cuando le pregunté que qué me había dicho, salió corriendo.— Apoyó su mejilla en la barra, mirando su taza mientras suspiraba.
— Pues yo creo que Megumi tiene una mamá bastante atractiva.— La pelinegra movió los mechones de pelo del rostro de la de ojos azules, acariciando su rostro suavemente.
Satoru no era nada disimulada y su cara se tornó en un completo desastre de tonos carmesí, haciendo que Suguru sonriera.
Las horas pasaron y estas dos siguieron hablando y actualizando su vida en lo que había pasado este mes, muchísimas risas, muchos sonrojos y por supuesto, muchos besos.
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A escondidas. ★ satosugu fem
Short StorySuguru es una hechicera maligna sentenciada a muerte, quien la encuentre debe matarla, pero la hechicera más fuerte prefiere evitar esa orden y disfrutar de su amante. 🦋 top geto ; bottom gojo 🦋 satosugu fem !! 🦋 dentro del mismo universo