¿𝐸𝑠 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑐𝑟𝑒𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠? / #𝟓

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Llegaron los 18... Ya era una mujer, y una mujer sola, no tenía a Iván... 

Habían pasado dos años desde que se fue a su servicio militar, y la distancia había sido difícil de soportar. 

Recordaba las promesas que nos habíamos hecho, el amor que compartíamos y los sueños que teníamos para nuestro futuro juntos. Pero ahora, todo parecía tan lejano.  

He intentado llenar el vacío con estudios, amigos y hobbies, pero nada parecía reemplazar el dolor en mi corazón. Lo extrañaba terriblemente, y la idea de esperar otro año para su regreso parecía una eternidad. Me miré en el espejo y vi a una joven mujer que había crecido demasiado rápido, que había tenido que aprender a ser fuerte e independiente sin el amor de su vida. Vi a una mujer que todavía se aferraba a la esperanza de que Iván regresaría a ella, que volvería y haría que todo volviera a estar bien.Pero hasta entonces, seguiría esperando, siguiendo esperando y siguiendo amándolo desde la distancia. Los dos años habían pasado, y mi corazón seguía sin encontrar la paz. 

No había noticias de Iván, no había rastro de su regreso. Me sentía como si estuviera viviendo en un limbo, sin saber qué había sido de él, sin saber si estaba bien o si... No quería pensar en lo peor, pero la incertidumbre era un peso constante en mi corazón. 

Había intentado seguir adelante, había intentado reconstruir mi vida sin él, pero no podía sacudir la sensación de que una parte de mí seguía siendo suya, de que mi corazón seguía esperándolo. Me preguntaba si había cumplido su servicio militar, si había regresado a su hogar, si había encontrado a otra persona... La duda me consumía, me hacía sentir que estaba perdiendo la esperanza. Pero aún así, seguía aferrada a la promesa que nos habíamos hecho, seguía creyendo que Iván regresaría a mí, que volvería a mis brazos. Y mientras tanto, seguiría esperando, seguiría amándolo, y seguiría siendo fiel a nuestro amor.

La facultad de derecho había sido un desafío emocionante, y me había sumergido de lleno en mis estudios. Las palabras del profesor habían resonado en mi interior, y había decidido dedicarme a la justicia, a luchar por lo que era correcto.

Me encantaba lo que hacía, me apasionaba la idea de poder hacer una diferencia en la vida de las personas, de poder ser una voz para aquellos que no tenían la suya. Pero a pesar de mi dedicación, de mi pasión, sentía que algo me faltaba. No era solo la ausencia de Iván, aunque eso era una gran parte de ello. Era como si hubiera un vacío en mi interior, un vacío que no podía llenar con nada, ni con mis estudios, ni con mis amigos, ni con mi familia. Era como si mi corazón estuviera esperando algo, a alguien, y no podía descansar hasta que lo encontrara. Y sabía que ese alguien era Iván, mi amor, mi media naranja. Así que seguí adelante, seguí estudiando, seguí luchando por la justicia, pero siempre con la esperanza de que un día, Iván regresaría a mí, y mi corazón podría finalmente descansar.




Nueve años. Nueve largos años sin Iván. Me parecía increíble cómo un amor que había comenzado en la adolescencia podía haber tenido un impacto tan profundo en mi vida. Pero a pesar del dolor, a pesar de la nostalgia, sabía que era fuerte.

Me había construido una vida sin él, una vida llena de propósito y significado. Me había convertido en una abogada exitosa, luchando por la justicia y ayudando a aquellos que lo necesitaban. Pero a pesar de todo, siempre había una parte de mí que seguía siendo suya.No podía creer que después de tanto tiempo, todavía pensara en él con tanta frecuencia. No podía negar la verdad: Iván había sido mi primer amor, mi verdadero amor, y una parte de mí siempre lo amaría.Pero también sabía que no podía quedarme atrapada en el pasado.


 Tenía que seguir adelante, seguir viviendo, seguir amando.


Aunque no sabía qué me deparaba el futuro, sabía que estaba lista para enfrentarlo, con fuerza y con coraje. La vida me había llevado por caminos inesperados, y ahora me encontraba regresando a mi ciudad natal, al lugar donde había crecido y donde había conocido a Iván. Pero esta vez, no era por él, era por mi mamá, que necesitaba mi cuidado y mi apoyo.Me mudé de nuevo a la casa de mi infancia, y me sumergí en el cuidado de mi mamá.

Fue un desafío emocional, pero también un momento para reflexionar sobre mi vida y mis decisiones. Mientras cuidaba de mi mamá, no podía evitar pensar en Iván, en lo que había sido y en lo que podría haber sido. Me preguntaba qué habría sido de él, si habría regresado a la ciudad, si habría encontrado la felicidad. Pero también pensaba en mí misma, en cómo había crecido y cambiado, en cómo había aprendido a ser fuerte y independiente. Y aunque el pasado todavía tenía un lugar en mi corazón, sabía que mi futuro estaba por delante, y que estaba lista para enfrentarlo.La vida puede ser tan impredecible, y a veces nos lleva por caminos inesperados. 

Ahí estaba yo, en la farmacia, buscando una pastilla que no sabía de dónde había salido, pero que mi mamá necesitaba. Me sentía un poco abrumada, pero sabía que no tenía otra opción. Era hija única, y mi mamá y yo siempre habíamos estado muy unidas. Ahora, en este momento de necesidad, yo era su única esperanza. Me sentía responsable de cuidarla, de asegurarme de que estuviera bien.

Mientras esperaba en la farmacia, no podía evitar pensar en Iván, en cómo él siempre había estado ahí para mí, en cómo nos habíamos apoyado mutuamente. Pero ahora, él no estaba, y yo tenía que ser fuerte por mi mamá.

Respiré profundo, me armé de valor y me dije a mí misma: "Puedo hacer esto. Puedo cuidar de mi mamá. Soy fuerte". Y con esa determinación, seguí adelante, lista para enfrentar cualquier desafío que se me presentara. 

Estaba volviendo, cuando de pronto escucho un grito...

"Ahh! Mariposas del demonio." Era quien... ¿¿¿Creo que es???

¡¡¡Esa voz... Es Iván!!! 










> Holaa! Muchisimas gracias por el apoyo que le dan a esta obra, los quiero mucho, ya somos 21 personitas wiuu<3.

QuédateWhere stories live. Discover now