Capítulo 6: En busca de las armas celestiales.

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Goku y Ana caminaban por lo que parecía ser un interminable desierto bajo un sol abrasador. El aire caliente hacía que todo a su alrededor vibrara ligeramente, y la arena, de un extraño color naranja, reflejaba la luz de tal manera que casi cegaba. Goku, con el mapa en una mano, intentaba seguir la ruta indicada, aunque los puntos de referencia eran difíciles de encontrar en un terreno tan vasto y uniforme.

Ana: (resoplando y limpiándose el sudor de la frente) “Papá… hace mucho calor. No sé cuánto más puedo caminar. ¿Estamos cerca?”

Goku miró el mapa y luego miró a su hija, sonriendo con suavidad. Sabía que ella estaba agotada. “No lo sé, Ana, pero creo que ya no falta mucho. El mapa indica que deberíamos estar llegando a algún lugar interesante pronto.”

Ana, con su rostro enrojecido por el calor, miraba a su alrededor con desánimo. “Papá, ya no puedo caminar. Estoy cansada… ¿me cargas?”

Goku, que nunca podía resistirse a su hija, sonrió con ternura. “Claro, Ana. Sube, vamos a atravesar este desierto juntos.”

Goku se agachó y Ana subió a su espalda, abrazando su cuello mientras él se ponía de pie nuevamente. Aunque llevaba horas caminando bajo el implacable sol, el peso de Ana no le suponía ninguna dificultad.

Goku: (mientras caminaba, animándola) “¿Sabes? Este calor me recuerda las veces que entrenaba con el maestro Roshi en la Isla Kame. Siempre me hacía cargar tortugas gigantes por la playa, y yo pensaba que nunca lo lograría, pero con el tiempo me acostumbré. Seguro que podemos con este desierto, ¿verdad?”

Ana rió suavemente, aunque su cansancio seguía siendo evidente. “Tal vez, pero espero que no tengamos que cargar tortugas también…”

Goku sonrió y continuó caminando, sus botas aplastando la arena bajo ellos, mientras Ana descansaba sobre sus hombros. Sin embargo, después de varios minutos, el suelo bajo sus pies comenzó a vibrar levemente.

Ana: (levantando la cabeza) “¿Papá? ¿Sentiste eso?”

Goku frunció el ceño, deteniéndose. “Sí… algo no está bien.”

El temblor aumentó rápidamente, y antes de que Goku pudiera reaccionar, la arena frente a ellos explotó hacia arriba en una nube gigantesca. De la tierra surgió una enorme criatura con un cuerpo largo y segmentado, su piel era dura como piedra y sus fauces estaban llenas de afilados colmillos que brillaban bajo el sol. El monstruo, un gusano gigantesco de varios metros de largo, se lanzó hacia ellos con la intención de devorarlos.

Goku: (saltando rápidamente con Ana sobre sus hombros) “¡Cuidado!”

Con un ágil movimiento, Goku esquivó el primer ataque del gusano, dejando que la criatura mordiera el aire y aterrizara bruscamente sobre la arena, levantando una nube de polvo. Goku aterrizó suavemente en el suelo a unos metros de distancia, depositando a Ana detrás de él para que estuviera a salvo.

Ana: (asustada) “¡Papá, qué es eso!”

Goku: (serio, pero calmado) “No lo sé, pero no dejaré que te haga daño. Quédate atrás, Ana, esto no tomará mucho tiempo.”

El gusano rugió, levantando su enorme cabeza nuevamente mientras se preparaba para otro ataque. Goku respiró profundamente, ajustando su postura, y con un destello de energía azul, se transformó en Super Saiyajin, su cabello dorado brillando bajo el sol del desierto. La criatura se lanzó hacia él con una velocidad sorprendente, su boca abierta lista para tragárselo.

Goku: (concentrado) “¡Vamos allá!”

Goku esquivó con destreza, moviéndose a velocidades que dejaban una estela de arena a su alrededor. El gusano intentó golpearlo con su cuerpo segmentado, pero Goku lo esquivaba con facilidad. En un movimiento rápido, Goku saltó hacia arriba y lanzó una ráfaga de golpes al costado de la criatura, debilitando su gruesa piel. A cada impacto, el monstruo soltaba rugidos de dolor, pero no parecía ceder.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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qhps si goku era traicionado y encerrado en la habitación del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora