𝘐𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘕𝘪𝘤𝘩𝘰𝘭𝘢𝘴 𝘊𝘩𝘢𝘷𝘦𝘻

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Advertencia: Al inició es un poco triste pero al final tiene contenido adulto, por si gustas leerlo.

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Desde que Nicholas empezó a grabar su nuevo proyecto, lo notaba más distanciado y distraído. Algunas veces sentía como si yo no existiera.

A tal grado que sus llamados comenzaron hacer recuerdos. Sentía que nuestra relación ya no funcionaba, a la vez que los fans mencionaban que no éramos nada que ver.

Me levanté de la cama pensando en todo lo que ya estaba fracturado en nuestra relación. Me metí a duchar, para después cambiarme.
Lave mis dientes, me arregle un poco y salí de aquella habitación blanca.

Ahí pude verlo, con una taza de café en sus grandes manos, revisando su celular con una gran sonrisa. Se miraba motivado leyendo su guion.

— Hola. — mencioné, él al verme, apago el celular y me miró.

— Hola May. — sentí una punzada al oír ese tono secó.

Sonríe triste, puesto que siempre era un "mi amor" o "princesa."
Su mirada se posicionó en mí y la mía en el.

— Nicholas, creo que tenemos que hablar. — fue lo único que pude responder.

— ¿Dime, May? — sus ojos me penetraban. La taza la dejó en la isla del comedor.

— Últimamente me he dado cuenta que ya no soy alguien importante en tu vida, entiendo que tu trabajo te esté consumiendo pero no puedo estar con alguien que me ignora. — sentí mi voz cortarse. — Aparte, tus fans mencionan lo horrible que soy para un hombre tan atractivo como tú. Lo mejor que podemos hacer es terminar, para ya no salir más daños de lo que ya está.

Mis ojos cayeron en su rostro, su cien estaba marcada, sus manos recargadas en la isla.

— May... — su mirada cayó al piso. — Te amo.

Mis ojos empezaron a sacar lagrimas, sabía que mentía.

— Alexander, ya no te creó. — sus ojos se alzaron al verme llorar, se apartó de la isla para acercarse a mí.

— Escúchame. — sus manos secaron mis lagrimas de mi cara. — Te amo Maya, eres una mujer increíble y tan hermosa. No te dejaría por nada del mundo, entiendo que te sientas así y no sabes lo mal que me siento por verte tratado así. No fue mi intención, solo que el estrés del trabajo me consumió, dedicarle tiempo a mi personaje, me limitó a casi perderte. No importa que medio mundo diga que no eres la mujer más bella o no del mundo, yo te veo como una mujer maravillosa y tan talentosa, que sin ti, no sabría que hacer.

— Nicholas.. — sus manos tocaron mis mejillas, nuestros rostros estaban cercas.

— Te amo Maya, eres la mujer de mi vida. — se acercó a mí y beso mis labios.

Nuestros labios se tocaron el uno al otro, sus manos apretaron mi rostro. Mis manos tomaron su cuello, duramos un buen tiempo dándonos ese beso qué tanto necesitábamos.

El aire empezó hacer efecto, haciendo que nos separáramos. Mi rostro se sonrojó y sus manos tomaron mi trasero.

— Déjame enseñarte lo qué me haces sentir. — murmuró mientras sus ojos miraban los míos. — Lo que ninguna otra chica me echa sentir lo que tú haces.

Me sonrojé y sentí sus labios de nuevo tomar los míos. Su manos hicieron flexión en mis glúteos, para después enrollar mis piernas en su cintura, me recostó en el sillón del departamento.

Pronto se quitó la playera blanca, haciendo que su cabello quebrado, se despeinara. Sus manos quitaron mi playera negra, cayendo en alguna parte del hogar. Volvió acercarse y me beso tiernamente.

Ríe, puesto que sus manos tocaron mi cintura, pronto sus manos dejaron caer mi pantalón, sus manos igual quitaron el suyo.

Ambos quedamos en ropa interior, pude ver su cuerpo con buena motivación. Me levanté del sofá mientras él se acercaba de nuevo a mi, mordí mi labio.

— Todo esto te comes, nena. — mi corazón latió en segundos, mi cuerpo tembló. — Y yo me como todo eso.

Su rostro se acercó al mío, solo pude mirarlo a los ojos.

— Me haces sentir mucha calor. — conteste mirándolo a los ojos, su torso me hacía sentir un calor innombrable.

Se acercó a mi oído.

— Y tú a mí me haces sentir cosas que no puedo describir. — susurro haciéndole estremecer por el placer que sentía.

Sus manos tocaron mis pechos por encima del brasserie, lo quito delicadamente, mis pechos cayeron, sus manos tocaron ambos, sentí mi espalda retorcerse por la sensación, sus manos bajaron a mis bragas, tirando de ellas. Su mano tocó mi punto sensible, haciéndome gemir y tomarme del sofá.

— Nic..nicho— gemí mientras cerraba los ojos del placer.

— Te haré sentir mía de nuevo para jamás vuelvas a dudar de mi. — susurro en oído, bajando su bóxer para colocarse dentro de mi.

Su cuerpo y el mío se conectaron, como si fueran cosmos, sus movimientos, caricias, todo era increíble y magnífico. Su verdadero amor era real, en especial por la fuerza en cómo él lo representaba.

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Sin penita vvs, penita robar 💋