Todos nos habíamos alegrado al ver que King esta bien, sin ningún problema. El sol se apagaba mientras todos íbamos hacía una pequeña cabaña situada cerca de una aldea, me puse a trabajar un poco más con mis poderes, a crear una pequeña silla o vestuario. Después de largos momentos, intentando no despertar a mis amigos, terminé creando unos trajes al estilo desierto, ya que esta isla estaba repleta de un desierto por todos lados, era grande pero no tanto como mi hogar, donde los conocí a ellos. Siempre habra un lugar al que llamar hogar, decía mi madre. A unas altas horas de la noche, mientras estaba apunto de dormirme, escuché pasos fuera. Alguien intentaba entrar, salí de la cabaña sigilosamente, y me encontré a dos secuaces, corriendo hacía una figura sombría. Corrí sigilosamente hasta allí y espié, era el muchacho que nos habíamos encontrado días antes, el que nos explicó nuestras gemas y su función. Los demás estaban dormidos, pero yo, despierta, fui hacía allí como nunca antes había corrido, saltando y saltando hasta que de repente empecé a volar, guay. Era hora, de darles una paliza a esos malos. "Creo, qué sois muchos para solo uno, no creéis?" Dije yo, apareciendo ahí bajando a el suelo, con un aura roja. "Eres tu, una de los portadores. Veamos, ¿como podemos matarte?" Preguntó uno de los secuaces, viendo como estaba dispuesta a ayudar a el muchacho. "Vete de... aquí." Dije yo, mirando a el chico. No movió ni un dedo, solo, de el agua salió una ola que arrastró a todos. "Bien, supongo que es hora de luchar." Dije yo, elevándome en el aire sintiendo el viento sobre mi pelo, dándome en la cara. "¡Cuidado!" Dijo el, siendo agarrado de el cuello por uno de ellos. "No sabes quién es ella, ¿verdad? Ella es, tu perdición." Advirtió el a uno de los secuaces mientras le agarraba del cuello, un poco agobiado y quedándose sin palabras. "Y, ¿por que iría a a ser ella mi perdición? Es solo una chica incrédula, que no sabe donde se ha metido. Cogedla, ya pensaremos que hacer con ella." Ordenó el mismo secuaz, usé mi telekinesis para mandarle lejos. El venía y venía corriendo, como teletransportándose, igual que los demás. "¡Revelatio coccinea!" Exclamó el muchacho a lo lejos, cansado, como si algo fuera a caer del cielo. Y mejor no haber abierto la boca, por que pasó. Una luz amarilla, brillante como el sol, pero fría como la luna mostró todo; Una mujer poderosa pero tranquila, algo que jamás había visto. De repente, todos los secuaces miraron a el chico, corrí hacía el y le protegí. "Soy Klay, por cierto." Dijo el, saludándonos como si no estuviéramos apunto de morir. ¡Cuidado, Klay! Y por cierto, soy Emma."
CZYTASZ
Moondust Crusaders
AdventureEn estas aventuras, Emma, King, Aya y Deseada se embarcan en una aventura para aprender de sus poderes y ayudar a un buen amigo suyo que esta atrapado en la oscuridad. Podran salvarlo? No se sabe.