Siempre había sabido que su destino sería grandioso, pero jamás pensé que, al convertirse en un dios, algo en él cambiaría tanto. Desde hace meses, Alcides se ha distanciado. Antes, su toque me hacía sentir como la única mujer en el mundo ahora... apenas siento su presencia. Hace cinco meses que no me toca, y no puedo evitar preguntarme si hay algo mal conmigo o si es que alguna diosa ha captado su atención. Tal vez cometí algún error. Soy humana, después de todo, y quizás eso ya no es suficiente para él.
—Querida, ¿en qué piensas? —La voz suave de Afrodita me trajo de vuelta a la realidad. Estaba a mi lado, probándose uno de sus tantos vestidos, como solíamos hacer cuando pasábamos el tiempo juntas.
—Disculpa... Sé que he estado distraída. No soy la mejor compañía hoy, lo siento...
—¿Qué te pasa? Tienes una cara que dice mucho. ¿Es algo grave?
—No es nada importante...
—Vamos, ¿acaso no confías en mí?
Dudé por un momento. ¿Debería decirle? Afrodita, la diosa del amor... si alguien podía ayudarme con este problema, era ella. Además, ansiaba una solución necesitaba a mi Alcides de vuelta, sentir su pasión de nuevo. Ahora como el estaba en ascenso como Dios si hablaba de el con otros dioses debía de llamarlo Hércules ya que así fue bautizado.
—Afrodita... es algo vergonzoso... Es que con Hércules... ya no tenemos... actividad.
—¿Actividad? No entiendo a qué te refieres.
Suspiré profundamente, sintiéndome cada vez más nerviosa.
—No hemos tenido intimidad desde que se convirtió en uno de ustedes... bueno, en un semidiós.
Afrodita me miró, y una pequeña sonrisa apareció en su rostro. ¿Acaso le parecía divertido?
—Querida, no tienes por qué preocuparte... —dijo finalmente—. Ahora que tiene esos... músculos divinos, tal vez no quiere lastimarte.
—¿Lastimarme? —pregunté, confundida—. No lo creo... la última vez que lo hicimos, fue muy... delicado. Y no me gustó...
—Oh... ¿con que te gusta lo rudo, eh?
—No, no es eso —sentí cómo el calor subía a mis mejillas y bajé la mirada, jugueteando nerviosamente con mis dedos—. Es solo que... ya no es como antes. Siento que evita tocarme.
Afrodita me observó con interés, y su sonrisa se hizo más amplia, como si hubiera entendido algo que yo no.
—Mira, querida, te aseguro que no es nada malo. A veces los dioses... bueno, los semidioses como Hércules, pasan por fases. Pero si sientes que lo has perdido, tal vez necesites recordarle lo que eres para él.
—¿Recordarle? ¿Cómo?
—No olvides que tú fuiste quien lo amó antes de su ascenso. Eso no desaparece. A veces los hombres, incluso los semidioses, necesitan un pequeño... recordatorio de lo que tienen frente a ellos. Un toque especial... si entiendes a lo que me refiero.
Miré a Afrodita, que se mostraba tranquila, como si tuviera todas las respuestas.
—Pero, ¿y si... ya no soy suficiente?
—Querida, por favor. Eres humana, sí, pero esa es precisamente tu mayor fortaleza. Tu amor, tu pasión... esos son tus poderes. No dudes de ti misma. Él necesita lo que tú le das, aunque sea incapaz de decirlo en este momento.
Cubrí mi rostro con las manos, sintiendo la frustración burbujear en mi interior.
—No sé qué me pasa... no debería afectarme tanto, pero es que ya no lo veo, está tan distante y...
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Pasiones Prohibidas (+18)
FanfictionSumérgete en esta colección de relatos donde los dioses desatan sus deseos más profundos. 🔥 Cada historia te llevará a explorar fantasías prohibidas 🍋🌶️ con seres divinos que desafían las reglas del mundo. Si tienes un husbando o personaje favo...