VUELA

1 1 0
                                    

Ciegos. Todos estamos ciegos. Podemos tener algo  justo delante y no verlo.
No estoy hablando de que hay muchos más seres vivos de lo que te puedes imaginar en cada rincón de tu habitación, no, no me refiero a esto. Estoy hablando de cosas de verdad, cosas que se pueden ver a simple vista.
Por ejemplo, mis "amigos" están ciegos. Estoy hablar con ellos, pero parece que soy invisible a sus ojos, apenas me dirigen la mirada, y eso que soy de las más altas de mi clase.
Mis padres también están ciegos, cuando llego a casa no me saludan, de vez en cuando me echan una miradita rápida, pero nada más.
En fin, todos estamos un poquito ciegos, y todos somos un poquito invisibles, algunos mas que otros, pero, ¿Que le vamos a hacer? Hay personas a las que les toca cosas buenas, y personas a las  que no, pero te tienes que conformar con lo que te toque.
A mí me ha tocado ser casi completamente invisible, por mucho que hable nunca me hacen caso, y aunque con el paso del tiempo uno se acostumbra, a veces no puedo evitar como se sentiría tener una familia que te escuche o unos amigos que te apoyen incluso en tus más locas ocurrencias, pero no todos tenemos esa suerte.
Si te soy sincera, yo antes era una niña alegre, con millones de amigos y una familia maravillosa, pero claro, eso era antes de que mi hermano Mateo muriera.
En ese entonces yo todavía era una pequeña niña inocente, tenía seis años, y Mateo tenía diez.
Estábamos paseando por el parque, cuando de repente un coche pasó corriendo, arrollando a Mateo. Recuerdo la escena perfectamente, os diría como fue pero es demasiado horroroso como para soportarlo. Llevamos a Mateo al hospital rápidamente, los doctores hicieron innumerables operaciones, pero ya era demasiado tarde.
Realmente no se si realmente murió, quizá sigue vivo, solamente sé que un día fuimos a visitarlo y los médicos nos dijeron que había desaparecido.
Después de eso, mis padres no volvieron a ser los mismos de antes, cayeron en bancarrota y tuvimos que vender nuestra casa para mudarnos a una más pequeña.
Cuando llegué al colegio todavía estaba un poco deprimida por el tema de mi hermano, por lo que no conseguí hacer amigos, y cuando les conté la razón de mi tristeza se rieron de mi.
Pero bueno, vamos a dejar de hablar del pasado, que ahora que lo pienso, ni siquiera te he dicho mi nombre.
Vamos a empezar de nuevo, me llamo Everly, tengo catorce años, y está es mi vida.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

VUELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora