¿De qué forma llamas a alguien cuya vida a sido perjudicada desde antes de nacer? Así es, un desdichado.
Ese es el caso de Serena Scamander, quién nació con un poder tanto brillante como oscuro, siendo tan misterioso que, desde antes de su nacimien...
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𝑆𝑒𝑟𝑒𝑛𝑎
Todos han escuchado alguna vez su nombre. Ese al que tanto les aterra mencionar.
Cuyo dueño es el hombre más despiadado que ha existido y planea volver.
Pues tenía más seguidores fieles de lo que se creía, incluso en los sitios más protegidos del mundo.
Hogwarts es un buen ejemplo.
Ahí comienza esta historia, o más bien. Todas las historias, la mayoría de magos reconocidos son producto de aquel castillo.
Buenos o malos.
Y de eso va nuestra historia, de magos.
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Hoy los estudiantes lucían más animados que de costumbre, tal vez por el inicio de un nuevo año escolar o era gracias a los de nuevo ingreso, que parecían fascinados ante la magia del castillo. Desde sus cuadros parlantes hasta las escaleras movedizas.
Cada rincón albergaba secretos y magia por igual.
Aunque extrañamente hoy un rumor corría en especial, y me hubiese encantado no reconocer de quién era.
Y además en nuestro primer día en el castillo, menuda suerte.
-Lily, ¿un elfo?- le pregunté con cierta diversión a la chica a mi lado, con la que comparto rasgos, sus profundos y brillantes orbes verdes me observaban con fastidio, ya harta de explicar la situación.
-Fue un accidente, ¡lo ví y me asusté!
Me reprochó de vuelta, ambas caminando por las escaleras de piedra en dirección a el despacho del director.
-Vamos, no te excuses con eso. Solo lo querías amenazar- le respondí con obviedad conociendo de antemano su disgusto por tales criaturas, o cualquiera que sean pequeñas y puedan hablar.
