FREENBECKY - POPCORN LOVE

Capítulo 2

"Rebecca". Freen repitió el nombre suavemente en su lengua. "Es encantador conocerte".

"Wow". Rebecca se echó a reír. "Nadie ha dicho que fue 'encantador' conocerme. Bueno, agradable, definitivamente. Pero ¿encantador? Esa es nueva. Déjame adivinar. Fuiste a una elegante escuela preparatoria seguida inmediatamente por Harvard o Yale o algo así, ¿verdad?"

La expresión de sorpresa en el rostro de Freen hizo sonreír a Rebecca. Se sacó un par de gruesos lentes con montura negra de su mochila y se los puso sobre la cara mientras acercaba el menú hacia ella. Esto va a ser un viaje, pensó mientras volvía a mirar a la mujer, que todavía la estaba mirando.

"Sí, en realidad", dijo Freen mientras se movía incómoda en su silla. "Obtuve mi MBA de Harvard Business College".

"Lo sabía", dijo Rebecca con aire de suficiencia. Esta mujer ciertamente no era la primera persona de clase alta para la que había trabajado. Había tenido varios trabajos de catering en eventos aleatorios de clase alta durante sus primeros años en la universidad, y había cuidado a muchos niños, tanto para familias ricas como para pobres. Así que, estaba acostumbrada a la demora de cinco minutos que las personas adineradas a veces requerían para aclimatarse a lo que Rebecca llamaba gente normal, pero finalmente lo hacían. O se burlaban y decidían no contratarla. Lo que sea.

"Entonces, ¿qué es bueno comer aquí, Freen?" Hizo una pausa. "¿Está bien?"

Freen la miró con confusión en los ojos. "¿Lo siento? ¿Qué está bien?"

"Que te llame Freen. Puedo llamarla señora Sarocha si prefiere eso, o lo que sea".

"En realidad, es Srta. Sarocha". Mirando hacia otro lado, Freen se pasó la mano por el costado del cuello antes de aclararse la garganta y volverse hacia Rebecca. "No estoy casada, pero la formalidad es innecesaria. Puedes llamarme Freen".

"¡Impresionante!" Rebecca sonrió antes de dejar que su mirada volviera a su menú. "Entonces, ¿qué es bueno comer aquí?"

La pequeña sonrisa que tiró de las comisuras de la boca de Freen no pasó desapercibida. Era suave, más natural que la sonrisa tensa que había usado antes, y Rebecca esperaba que significara que la mujer se estaba relajando un poco.

"Bueno, supongo que casi siempre pido una ensalada Cobb".

"Está bien". Rebecca se encogió de hombros. "Vamos con eso entonces". Levantó la mano y saludó al camarero más cercano.

Cuando el joven llegó a su mesa, sacó un bloc y un bolígrafo de su delantal y cortésmente preguntó: "¿Ya están listas para ordenar, señoritas?"

"Uh, sí". Rebecca se mordió el labio y señaló a Freen. "Está lista para ordenar, y tendré lo que sea que tenga, más otra agua con cómo tres limones".

Una risita audible escapó del camarero cuando se volvió hacia Freen, que miraba a Becky como si fuera una especie de fenómeno natural.

"Está bien", dijo Freen, "entonces tendré un agua con gas y la ensalada Cobb, y supongo que la Srta. Armstrong tendrá lo mismo".

"Vuelvo enseguida, señoritas".

"Gracias", respondió Freen al mismo tiempo que Rebecca dijo: "Gracias, hombre".

Tan pronto como él se alejó, Rebecca arrugó la nariz. "¿Podemos no hacer eso de 'Srta. Armstrong' de nuevo?" Rebecca preguntó. "Nunca más, si es posible".

"¿Es un problema para ti?", Preguntó Freen, intrigada.

"Es solo que algunos de mis profesores me llaman Srta. Armstrong, y eso me irrita. Sé que se supone que es respetuoso o lo que sea, pero me hace sentir vieja y soy demasiado joven para sentirme vieja". Rebecca le guiñó un ojo. "¿Sabes a lo que me refiero?"