...Y la luna daba la espalda a sus hijos: privaba de su belleza a la vida nocturna. A través de la ventana se colaba el aire tibio de julio y el ladrido distante de un vecino peludo: prisionero de patio. El rugir de un motor acelerando por la calle contigua, de un viajante al que nadie esperaba: fuente primigenia del ladrido.
Sombras orbitaban el centro de la habitación; envolvían al cuarto como un sobre hermético, aislándolo. Se tragaban las formas y los colores, devoraban los muebles y las esquinas; se abrían paso hasta el escritorio en la pared, origen de la claridad.
Diez dedos finos zapateaban sobre un teclado —tsatatá—, danza-homenaje al claro de luna artificial. El inconfundible clic suave y sin resistencia de los interruptores lineales —tsa—, el roce sordo del recorrer de las teclas —ta— a través de una fina capa de lubricante: cubierta sobrepuesta a la aplicada en la fábrica.
Sobre el robusto mueble se asentaba un cuerpo compacto: un chasis rayado en vetas negras que contorneaba sesenta y un teclas blancas. El palisandro brasileño daba un acabado indistinguible al de una guitarra; la carcasa protegía en su interior a una discreta placa base de diseño open source, ahijada de la maquila mexicana.
La sinfonía seguía: tsata, tata, tatatá. Aquél era el tempo de un programador experimentado, de un músico compaginado con su instrumento. Cuales perlas, las teclas primero fueron núcleos de un plástico brilloso: caracteres negros sin volumen. Después, las capas de ese nácar pálido llamado PBT se apilaron en un molde ergonómico, tomaron forma y se pusieron a la venta en un sitio taiwanés.
Un teclado forjado a medida, una fiesta de aduanas y aviones que se materializó en un cuerpo físico. Hacía apenas un año que lo había montado todo, pero la práctica con un puñado de atajos ya compensaba la falta de Ñ y otros símbolos.
Había un ritmo inherente a su tecleo; después de cada palabra, variable, parámetro o función, el bombo de la barra espaciadora marcaba el cambio de compás. [int]. Tres letras. Un golpe casi unísono; luego el espacio.
Su experiencia al frente de un teclado lo había convertido en un experto de la mecanografía. Era capaz de presionar casi simultáneamente hasta cuatro teclas a la vez, pero con diferentes dedos. [ma·in]. Anular derecho, meñique izquierdo; y diestros los dos: anular-meñique. Tsata-tatá.
De niño, partir las palabras difíciles en sílabas más fáciles; de adulto, cortarlas en pares, tríos o hasta cuartetos de teclas. No sé trataba de sonidos o formas de hablar, sino de mera mecánica. [d·e·faul·t·:]. Incluyendo el espacio: seis estocadas.
El esporádico salto de línea marcaba el final del verso, pero el recital de poesía continuaba. Los dedos se seguían abriendo paso entre las palabras: a tientas y de memoria. Aquel baile dactilar no hacía más que acelerarse, la fiesta digital iba para largo.
Conforme los tecleos apretaban el paso, cesaban dentro de él los barullos de la calle; la brisa dejaba de traer las noticias del exterior. Pump-pomp, pump-pomp; comenzó a escuchar el latido de su corazón, a sentir los ventrículos llenándose y vaciándose. ¿Estrés o adrenalina? No, los sospechosos habituales hoy no tenían nada que ver.
Su ritmo cardiaco no aumentaba; no se sentía como en aquellas tardes de antaño cuando los contrataques lo dejaban exhausto de correr hacia canasta. Su pecho apenas y se agitaba lo necesario para mantenerlo vivo; era el tiempo quien se alentaba, sus sentidos los que se cerraban a las distracciones, y la conciencia la que se doblaba hacia sus adentros.
La canción de teclas ganaba volumen en su cabeza; sus falanges caían rehenes de una corriente ininterrumpida de órdenes, una tras otra: tsata-tatá, tsatatá, y luego enter. Sin ningún error, su cerebro comandaba al ejército de neuronas y nervios. Sin pensar mucho en ello ¡el coche se movía!, él sólo tenía que concentrarse en la meta. El cansancio no se sentía, el sueño se convertía en un mito.

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Silicio en la sangre. [PREVIEW]
Ciencia Ficción[FIRST CHAPTER ONLY] Cuando se vive en la era de las inteligencias artificiales, convertirse en adulto puede ser muy difícil. ¿Te atreves a descubrir el mundo del mañana? Una historia rebelde y emocionante. ¿Será la tuya? [DISCLAIMER] Todas las hist...