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La suave brisa nocturna se deslizó entre sus cuerpos mientras sus pies se movían al ritmo sobre la arena. Tus manos estaban apretadas mientras escuchabas las olas rompiendo suavemente en la orilla y admirabas la noche estrellada sobre ti. Tu corazón saltó de felicidad en tu pecho mientras la risa de tu novio hacía eco en tus oídos; habías dicho alguna tontería, pero no lo recordabas; te habías perdido en la suavidad de su risa.

Era una típica noche de verano en la que salías a caminar después de cenar, ya que Lamine vivía cerca de la playa y se había convertido casi en una tradición venir aquí. Según él, vivir cerca de la playa era como estar en casa, aunque estaba un poco lejos y empezaba a amar este lugar.

Después de un largo pero agradable paseo bajo las estrellas, riendo y hablando, te acercaste a unas escaleras de piedra y te sentaste a descansar un rato. Habías caminado bastante para llegar hasta aquí, recorriendo toda la costa; ahora merecías descansar un poco y admirar la belleza de este lugar.

Especialmente hoy te sentiste libre, alegre y nostálgica, recordando cada momento vivido con tu novio Lamine, con quien os habíais vuelto inseparables y fuertes hace tres años. Pensar en lo mucho que habías imaginado ser amado y cuidado por alguien y luego conociste a Lamine. Una sonrisa se dibujó en tus labios al recordar la primera vez que lo viste en la fiesta de cumpleaños de un amigo en común, lo guapo que parecía en ese momento, sabiendo que estaba fuera de su alcance. Lamine ya se estaba convirtiendo en un gran futbolista y sabías que no eras una buena pareja para él, ya que eras una chica normal y corriente que hacía una vida plena a base de estudios y trabajo. También recordaste cuando tu amigo te dijo que estaba interesado en ti, la sensación de felicidad y emoción que te provocó saber que quería verte, fue tan lindo y sorprendente. O cuando te invitó a cenar por primera vez, después de que un amigo te diera tu número de teléfono. Tu primer beso cuando te llevó a casa después de varias citas sin señales, cuando pensabas que solo quería ser tu amigo, por fin pudiste saber que él no te quería solo como amigo. O la primera vez que se quedó en tu casa, fue tan cursi y divertido, os quedasteis horas hablando y riendo, os conocíais muy bien.

Todo había sido mágico desde entonces. Confiabas tanto en él, lo amabas tanto. Él era como tu mejor amigo en la vida, la persona adecuada escrita para ti, todo era perfecto mientras estuvieran juntos. Y no te refieres a la perfección del todo, tuviste problemas y cosas habituales en las parejas pero aun así supiste resolverlos y solucionarlos.

Un suspiro se escapa de tus labios mientras revives esas imágenes en tu cabeza y sientes que tu pecho se llena de felicidad.

"En qué estás pensando" lo escuchas preguntar y te mueves un poco para verlo.

Lamine sonríe al ver el brillo en tus ojos en la oscuridad de la noche, lo que le hace preguntar con curiosidad de qué se trata. Su mano en tus muslos, sentados en un gran escalón frente a la arena, uno al lado del otro, abrazándose en la noche.

"Nada, sólo algunos recuerdos" murmuras suavemente. Vuelve a sonreír con nostalgia y te aprieta la pierna suavemente.

Su cabeza se gira hacia tu frente y te planta un suave beso en la piel, haciéndote estremecer.

"Sobre nosotros", pregunta en broma. Asientes un poco. Pero te acomodas en el hueco de su hombro y cuello mientras una de sus manos envuelve tu cintura y te abraza con fuerza.

Lo habías extrañado estos días, ya que él había viajado al extranjero para jugar y tú habías estado muy ocupada con tus tareas. Hicieron todo lo posible para verse siempre, a pesar de que sus agendas eran apretadas. Siempre manteniendo la esperanza y las expectativas de volvernos a ver. En tu tiempo libre, cuando no estabas en clases o en el trabajo y Lamine terminaba su formación o cuando pasaba por allí.

One Shots Lamine YamalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora