Ashavan

Capítulo 1 - Visitas.

Proyecto Lunarium - Parte 1

Ashavan.

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Era Divina - Spenta Mainyu.

Año 2042.

20 años después de "La noche de las luces".

Isla de Wohlstand.

Plataforma del Elevador Orbital Haoma, sucursal sur de la Liga de Defensa Humana.

Los sonidos del incesante tecleo propios de un volumen alto de trabajo invadían todo aspecto de aquella oficina ajetreada. Habían pasado de la costumbre de pasar el tiempo jugando juegos de mesa y dibujando en los pizarrones, a ser reinsertados en la tarea de la supervisión del elevador orbital sin ningún tipo de aviso.

Fue un cero a cien, no hubo preludio alguno, ni una señal, tampoco ningún aviso de las otras ramas de la Liga de Defensa Humana o un anuncio de los managers. Simplemente, cayó, como un bombardeo de números y letras, dejando una onda expansiva que sacudió los cimientos de aquella oficina.

Las espaldas encorvadas de manera poco natural para ver datos más de cerca en los enormes monitores; las incesantes horas extra que solo serían pagadas si se alineaban los planetas; los almuerzos en los escritorios a falta de tiempo tangible para ir a la cantina; los humores a flor de piel y malos tonos tanto de supervisores como de empleados por igual...

Era toda una atmósfera, una tensión en el aire a la que era imposible acostumbrarse, no importaba que tan recargado estuviera tu currículum. El completo silencio era solo roto por un muchacho que había entrado hacía ya medio año y no encontraba su tarjeta de empleado en medio del ajetreo.

«Evidentemente...» Pensó Jaime «Esto está afectando a los nuevos...»

—Ahhh, entiendo, esto indica la longitud de las brechas.

La chica que estaba al lado de Jaime se llamaba Florencia y había entrado hace apenas un mes y medio con otro compañero.

El muchacho le estaba enseñando un proceso bastante complejo que bajo, cualquier regla racional o ética, no debía ser asignado a alguien sin mucha antigüedad. Dentro de la Liga de Defensa Humana, las tareas pertenecientes al área de oficinas tenían una compleja jerarquía de aprendizaje que debía ser seguida para evitar complicaciones. Esto era, por supuesto, en una situación ideal, y no era realmente el caso.

Nunca lo era, de hecho.

Por supuesto, la creación y optimización de estos procesos no puede ni nunca va a poder ser la ideal, porque, aunque seas "tu propio jefe", no puedes controlar las numerosas variantes que conforman la supervisión de las brechas en la realidad. Solo se puede triunfar o mitigar los daños.

Florencia miraba con atención la plataforma de monitoreo de estabilidad que manejaba el equipo de Jaime, memorizando cada paso de la mejor manera posible. Sus ojos danzaban en el monitor, dando una segunda mirada al de al lado, el que servía como una ayuda complementaria para agilizar cada tarea relacionada con el elevador orbital Haoma.

«Cuando quieren funcionar...»

Lamentablemente, el gran efecto secundario era que una vez que te acostumbrabas a usar más de un monitor, era extremadamente difícil volver atrás.