Atardecer

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El sol caía en la ciudad de Misora, y con ello finalizaba otro día de trabajo de ciertas aprendices de brujas, las cuales se encontraban cerrando la tienda Mágica y despedíendose de Majo Rika, Lala y Hana para acto seguido marcharse de dicho lugar.

-Bien, nos vemos mañana chicas- decía la niña vestida de rosa mientras levantaba la mano a sus amigas en señal de despedida.

-¡Adiós!- le dijeron ellas al unisono.

Posteriormente cada una tomo rumbo a su respectivo hogar.

Sin embargo cierta niña de cabellos rojizos decidió desviarse un poco del camino a su casa y en lugar fue a dar vueltas por la playa. En dicho lugar sus ojos se clavaron en el océano, contemplando aquellas aguas cristalinas, ahora adornado con el rojo del atardecer, estaba tan sumida en sus propios pensamientos que no noto cuando una pelota de fútbol se dirigio hacia ella y termino estrellandose en su cara.

-¡Ahhhhh!- la pelirroja dió un quejido de dolor mientras caía al suelo por el impacto.

-¡Ah! ¡Pero si es Dojimi!- escuchó una voz masculina que la aprendiz de bruja conocía muy bien.

-¡Kotake! ¿¡Que te pasa!?- dijo mientras trataba de incorporarse- ¿¡Acaso quieres romperme la cabeza!?

-¡Ayy, Tranquila! No fue a propósito- respondió el peliazul encogiéndose de hombros- es más, ni siquiera sabía que estabas aquí.

-¡Pues deberías fijarte!- sus ojos se llenaron de llamas de fuego y siguió gritándole- ¡Es la segunda vez que me haces esto! ¡Y me duele mucho!

-Pff pues tu también debería dejar de andar tan distraída- se excuso mientras hacía gestos con sus manos- así cualquiera te puede tirar pelotazo.

-Grrr ¡Ya me hiciste enfadar!- dijo la niña haciéndo su típico puchero y gesto con la cabeza

-Jejeje- soltó una risita traviesa- hey, ¿Y por qué estás aquí?

-Eso no te interesa- dijo mientras se daba media vuelta quedando de espalda

La pelirroja permaneció varios minutos en silencio sin siquiera volver al muchacho, el ambiente parecía tornarse un poco incómodo.

-... ¿Tu que haces aquí?- la aprendiz de bruja finalmente rompió el hielo

-A veces me gusta venir a este lugar- respondió el muchacho poniendo sus brazos atrás del cuello- este lugar me sirve para despejar mi mente.

-¿Despejar tu mente de que?

-¡Hey! ¡Al igualmente que tú yo también suelo tener problemas!- contesto con notoria molestia- ¡Me ofende que pienses que no!

-Hum- soltó para volver a guardar silencio posteriormente

-...¿Y a ti te pasa algo ahora mismo?

La fémina dudo por unos minutos si decirle o no lo que le pasaba, pero tras meditarlo unos minutos decidió sincerarse al final

-Muy pronto será la graduación- empezó a decir con tono de tristeza en su voz- Hazuki-chan quiere convertirse en una gran violinista, Ai-chan en una deportista, Onpu-chan será una estrella internacional, y Momoko una gran pattisier.

El joven no despegaba la mirada de ella.

-Y yo... honestamente no tengo idea de que quiero ser- la chica volteo su vista mirando ahora al océano- todas tienen una clara de que harán en su futuro, yo no... me gustan muchas cosas, pero no sé exactamente a qué quiero dedicar.

-Bueno, apenas tenemos doce años- comentó el peliazul tratando de tranquilizarla- hay tiempo para pensar en ello.

-¡Aun así!- levanto la voz mientras voltea a verlo- yo soy una persona muy torpe, por más que encuentre algo que me pasione no se si pueda dedicarme a ello porque solo lo terminaría arruinando.

-Do-Dojimi...

-Las manualidades, jardinería e incluso la repostería, absolutamente todo lo hago mal- sus ojos empezaban a cristalizarse- ¿Cómo podré ser alguien el día de mañana si no soy capaz de hacer nada bien? ¡Nunca tengo suerte en nada!, ¡Nunca seré algo más que una niña atolandrada!

El peliazul notaba que de los ojos de pelirroja se resbalaban un par lágrimas fugases, una gran angustia inbadio su corazón al verla así, tan decaída en lugar de tener aquella sonrisa que tanto la caracterizaba, acto procedió a acercarse más y tomarla de los hombros.

-¡Dojimi! ¡No digas eso!- poso su vista firme en sus ojos mientras levantaba su tono de voz- ¡Tu eres una persona muy importante!

-P-pero...

-¡Todos te queremos! ¡Tu familia, amigos, la profesora Seki, los de la clase!...- guardo silencio unos segundos pesando en lo que iba a decir- ¡Eres muy importante para todos los que te rodean! ¡Y si no estuvieras sería como si algo nos faltara!

-Kotake...- la fémina fijo atentamente sus ojos en los del chico.

-Tu siempre estás dispuesta a ayudar a los demás no importa como sea...- el chico no apartaba de mirada de ella- tienes una cualidad muy especial con las personas, les traes seguridad y alegría a sus vidas.

-Pero...- la aprendiz de bruja volvió a bajar la mirada- eso no es la gran cosa.

-¡Claro que sí!- con los dedos tomo su barbilla haciendo que volviera a mirarla a los ojos- gracias a ti Nagato volvio a clases, y si pudiste lograr eso puedes hacer cualquier cosa... Estoy seguro.

-Kotake...- un pequeño brillo apareció en sus ojos rosados a la vez que una sonrisa se dibujaba en su rostro- gracias.

Los dos niños se quedaron mirando entre ellos, perdidos en la vista del otro mientras el sol seguía bajando en el horizonte.
Ninguno de ellos noto cuando sus rostros empezaron a acercarse, simplemente lo hicieron por instinto, casi como si estuvieran hipnotizados.

Cuando finalmente pidieron reaccionar sus labios se habían juntado en un corto beso.
Fue entonces cuando el peliazul se separaron de su compañera completamente rojo y sin poder decir nada empezó a correr en dirección contraria, dejando a la pelirroja totalmente sorprendida.

-Kotake...

Fin.

Flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora