Los pasillos de la academia de Jujutsu eran más pequeños de los que recordaba.
Había estado aquí hace años mientras practicaba con misiones de primer grado. Luego de eso, a los 9 años, fue prohibido aquí por derrotar sin esfuerzo a los recién ingresados en combate cuerpo a cuerpo que incluía técnicas malditas.
Pasó sus años yendo diferentes misiones, pasando tiempo en diferentes lugares a los que sus misiones lo llevaban. No participaba ni hablaba con las personas que habitaban esos lugares, prefería quedarse solo y en los diferentes parques que le gustaba visitar mientras estaba fuera. Había pasado cada vez menos tiempo en la escuela, tampoco interactuaba tanto con los estudiantes mayores.
Casi pudo recordar cómo alguien estallo en lágrimas y renuncio al mundo de la hechicería al ser humillado por un niño que ni siquiera saco las manos de sus bolsillos.
Luego de que su maestro original sorprendentemente sobreviviera lo suficiente como para renunciar a la hechicería y concentrarse en su familia, le había sido difícil encajar con el método de estudio de los demás instructores.
Conocía como hacer perfectamente cada enseñanza que le daban, cada técnica que querían que aprendiera ya la conocía desde antes, cada movimiento sucio que se les ocurría ya lo había practicado.
Lo único resaltable fue en aquella misión donde los miembros asesinos de los Zenin intentaron matarlo cuando acabo con la categoría uno. Ni siquiera lograron desafiar su infinito cuando murieron gracias a la fuerza de compulsión de "Azul".
Había llegado a la pubertad y ahora era más alto que antes, elevándose sobre todo y todos. Todo su cuerpo se había sentido extraño a medida que crecía, su voz se volvió más ronca, sus Seis Ojos se volvieron aún más intensos que antes, acompañados de aún más dolores de cabeza y ojos doloridos que antes. Sus gafas de sol ahora eran demasiado pequeñas para él, por lo que hizo un par personalizado. Su uniforme se había mantenido igual a lo largo de los años, no solicitó una personalización, de todos modos no sabía qué tipo de ropa le gustaba. De todos modos, siempre usó ropa tradicional cuando era niño.
Sus pensamientos murieron cuando solo se rio un momento y se detuvo en una puerta en específico, con las ventanas cerradas y varias técnicas malditas dentro.
A través de los Seis Ojos, vio como aparecían 3 señales en la sala, podía ver la energía maldita considerable saliendo de cada uno.
Cuando abrió la puerta llegando tarde, noto que su profesor aún no había llegado, pero sabía que solo serian 3 estudiantes contándolo a él.
Entonces vio los pupitres y noto a sus nuevos compañeros con los que pasaría 3 años en la academia.
Estaba una chica de cabello azul con el uniforme de hechicero y a un chico pelinegro que llevaba consigo a una niña en su regazo.
Apenas lo vio ahí sentado solo un pensamiento paso por su mente.
'Ojos aterradores.'
Quizá se le quedo mirando demasiado tiempo, ya que el chico se aclaró la garganta y comenzó a presentarse.
—Hola, es un placer. Soy Subaru Natsuk-
—Pero miren quien es, la gran Aqua Shimizu , ¿no?
—Ah, Gojo-san. ¿Decidiste unirte a nosotros, los hechiceros aburridos y resentidos, por una vez?
Ignoro al chico que lo saludo para pasar directamente a la chica.
—En realidad sí. Estoy totalmente preparado para hacer cosas "normales" por una vez. —Kazuma sonrió mientras caminaba perezosamente hacia su silla, tratando de reprimir un bostezo.
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Benditos sean estos Seis Ojos
RandomLa oveja negra con el poder de destrozar mil barreras. Un cambio en la narrativa, una nueva tinta escribiendo entre los libros de historia. Donde uno gano en la carrera por pura suerte divina. Si, un Kazuma Gojo Idea en mi momento menos cuerdo que q...