"Y sí, fue una dicha encontrarte. ¿Sabes por qué? Porque al conocerte, comprendí que había caminado por senderos errados, incluso en lo más elemental, como el acto de respirar. Desde que cruzaste mi camino, el aire que ahora respiro se siente más ligero, como si, de pronto, los muros que antes me rodeaban se desvanecieran, regalándome una nueva libertad".
-Marcos Adler Grace-
Dos cuerpos, dos corazones, dos almas. Uno de ellos lucha por la libertad, mientras el otro ha renunciado a la esperanza, o tal vez nunca la tuvo. Marcos cree que en esta vida los sueños y las metas carecen de valor; solo existe el propósito, pero hay un dilema: este propósito no lo decides tú, lo deciden los demás. Así, este joven se aferra a su certeza y acepta su destino.
Todo cambia con la llegada de una alegría inesperada, que al principio percibe como una sombra: un chico de cabellera dorada y ojos color esmeralda, Elio. A diferencia de Marcos, Elio se niega a aceptar su destino, a ser una marioneta manipulada por otros.
El padre de Marcos le encomienda la tarea de ser el guía espiritual del rebelde Elio, para conducirlo por sendas de lo divino y de lo éticamente correcto. Sin embargo, en esta travesía hacia lo sublime, surge un desafío: el amor puede manifestarse en los momentos más inesperados y, aunque duela aceptarlo, a menudo en los menos apropiados.
"—Marcos, ¿me seguirás amando, incluso si todo resulta en desventura?
—Pase lo que pase, venga lo que venga, mi corazón siempre será tuyo, pues siempre te ha pertenecido. Siento que el destino te teje a ti en su trama, y yo, en mi ignorancia, no había comprendido esa profunda verdad".
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La dicha de encontrarte
RomantikEntre las sombras de lo incierto, fue tu luz la que me mostró que el destino siempre guarda un lugar para los corazones que saben encontrarse. -Marcos Adler Grace.