⚜ Capítulo 1 ⚜

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El carruaje de carga crujía y rechinaba con cada sacudida sobre el áspero y pedregoso sendero

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El carruaje de carga crujía y rechinaba con cada sacudida sobre el áspero y pedregoso sendero. En su interior, apenas un hilo de luz se filtraba por las rendijas de las viejas maderas, iluminando con escasa piedad los rostros asustados y agotados de los prisioneros. Entre ellos, el más pequeño del grupo, el número trece.

Su nombre era Jimin, solo Jimin.

Los donceles nacidos de esclavos condenados no tenían apellido, no tenían registro, no tenían libertad. Eran meras sombras perdidas en la memoria de un imperio que jamás los recordaría.

Apretado entre los cuerpos sudorosos de sus compañeros, Jimin iba apenas respirando por la estrechez que lo ahogaba. Cada sacudida del carruaje lo lanzaba de un lado a otro, siendo aplastado y golpeado por cuerpos más grandes que el suyo.

—Háganse a un lado, por favor —pidió una voz suave a su costado, su compañero más cercano, un doncel de rostro más joven llamado Jungkook, intentando hacer espacio para ambos—. No podemos respirar si nos aplastan a cada rato.

—Todos estamos en igual condición, niño. No pidas tratos especiales —gruñó otro doncel de más edad, haciéndose a un lado a regañadientes.

—Gracias —expresó el menor, teniendo esta vez más espacio para estirar sus delgados brazos envueltos en cadenas frías y pesadas.

—Esto no es vida —murmuró Jimin en voz baja, casi para sí mismo, mientras sus ojos seguían las curvas del metal frío sobre sus muñecas.

Jungkook, a su lado, intentaba desenredar uno de los grilletes que le aprisionaba los pies, pero se detuvo al escuchar las palabras de Jimin.

—¿Qué cosa? —preguntó con un tono de curiosidad que casi rozaba la indiferencia.

—Lo que hacen con nosotros, no es justo —respondió Jimin, mirando con sumo odio y frustración sus propias cadenas que yacían más ajustadas que las de su compañero—. Nosotros también merecemos una vida digna. No somos solo simple ganado que puedan usar para después desechar. Somos humanos también.

—Pero ellos no lo ven así, hyung —respondió Jungkook, dejando de forzar el duro metal para hacerse un ovillo en su sitio—. Para nosotros no existe una vida digna ni libre. Somos prisioneros desde el primer momento en que nacemos, y nunca nadie ha luchado por nosotros. No valemos nada.

Jimin apretó los dientes, el dolor de las cadenas era soportable en comparación con la furia que hervía en su interior.

—Eso no es cierto. Los donceles valemos mucho, pero como nos temen y envidian, nos encierran y nos condenan de está manera. —Hizo una pausa, bajando la voz para no atraer la atención de los demás—. No podemos rendirnos todavía, Kookie. Te prometo que saldremos de aquí, tú y yo, libres por el mundo.

—Admiro mucho tu entusiasmo, hyung —dijo Jungkook, sin sentirse realmente motivado por sus palabras—, pero no creo que podamos ser libres hoy ni mañana. Nunca lo seremos. Y de haber una posibilidad, no hay lugar donde nos reciban sin discriminación por lo que somos. Todo el mundo nos odia.

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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