El dulce más rico.

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Estaba en la escuela, sentado con un amigo, nunca notaba quien entraba al salón, una chica de cabello rojizo se acercó al escritorio y nos habló.
-¿Compran chuchulucos?- Nos dijo con una voz ligeramente aguda sin perder su sonrisa.
-¿Chuchulucos?- Pensé al ver cómo abría su bolsa con dulces, me levanté y me puse a husmear entre sus cosas.
-¿Que es esto?- Dije tomando una pequeña bolsa blanca.
-Ah son malvaviscos rellenos, cuestan un peso- No dejaba de sonreír, me mostró una bolsa con letras verdes. -Estos son más ricos, de sandia.
-Te robo cinco.- Dije tratando de no reír, era muy linda, sólo compraba para hablarle, tomé mis cinco dulces y ella se fue.
-¿Brandon? Es tu turno.-
Casi lo olvido, estaba jugando ajedrez, moví pieza, abrí un dulce, lo mordí. -Oh Dios, son deliciosos- Pensé y volví a lo mío.

Terminó la hora de la comida, entró el maestro y levanté mi ajedrez.

Estoy en mi lugar, miré por la ventana.
-Mañana compro más, o la buscaré- Toda la clase me dediqué a divagar, entre historias extrañas. Ella me había atrapado, con esas cosas, chuchulucos.. Que tontería.

Terminó la clase, salí a comprar algo. Me encuentro una amiga en la cafetería.
-Hola Ale- Le dije sin verla.
-Hola- respondió a secas, estaba con otros, estaba comprando café.
-Prueba esto, son deliciosos- Le ofrecí uno de los dulces que había comprado, tomó uno.
-¿Qué es?- Dijo mientras lo sacaba de la envoltura. -Tú solo come, son riquísimos- Mordió y su expresión cambió, le había gustado.
-¿Dónde los compraste? Están divinos-
-Ah..- No sabía el nombre de la chica -Una chica de segundo los vende, son de a baratos.-

-¡Ya entró el maestro- Escuché que nos gritaron, giramos y caminamos al salón, Ale tenía otro nombre pero a mi me gustaba ese.
-¿Tienes otro?- Dijo ella. -No, ya no. ¿Vamos a comprar?- Que perfecta excusa para volver a ver a esa chica, comprar, me agradaba la idea.
-Si, ahorita en cambio de clase-
Ya estábamos entrando al salón, me sentaba al lado de la puerta, ahí estaba mi "grupo de amigos", clase de inglés, me resultaba hasta cierto punto sencillo.
Finalizó la clase, sólo fue una hora, bueno eran 50 minutos.
-¿Vamos Ale?- Me puse de cuclillas en frente de ella.
-Ah si, por poco lo olvido-
Salimos rápido, no sabíamos a donde ir, a quien preguntar.
-¿Sabes de que grupo es?- Me dijo cuando salimos.
-No, pero parecía de segundo..- Tenía una costumbre de alargar las palabras. -Podemos buscar un poco- Miramos a lo lejos y vimos al maestro que nos tocaba.
-Mejor vámonos al salón, ahí viene el profe- Me dijo ella jalándome del brazo para girar.
-Pues ya que- Respondí y caminamos rápido al salón.

Mi martes llegaba a su fin, al menos las horas de escuela, dos horas de lógica, era interesante y el maestro era demasiado bueno, a pesar de eso ese día no puse atención, crucé mis brazos sobre la butaca y traté de dormir posando mi cabeza sobre ellos, sólo escuchaba al maestro mas no captaba nada, esa chica, me había bloqueado totalmente.

Mi amor de malvavisco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora