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Su rivalidad había comenzado cuando ingresaron a la academia Yuuei y había continuado durante todo el primer año escolar, siendo Bakugo Katsuki quien se encargaba de pedirle enfrentamientos constantemente con la intención de vencerlo. No lo había dicho en su momento, pero el hecho de que Todoroki Shoto haya enfrentado a Midoriya utilizando su quirk de fuego durante el festival deportivo, solo le había hecho notar lo débil que era ante él.

Porque Katsuki no podía decir que sería capaz de vencerlo si Shoto se dignaba a pelear contra él utilizando sus dos particularidades. Sobre todo, cuando vio lo que era capaz de generar a su alrededor por solo utilizar el fuego que habitaba en el lado izquierdo de su cuerpo.

Aún así, a pesar de que el muchacho nunca aceptó pelear contra él utilizando el cien por ciento de su poder, había llamado la atención de Katsuki.

Es por eso que en cuanto ingresaron a su segundo año, Bakugo había comenzado a notar aún más al joven de doble peculiaridad y no solo por los entrenamientos o las prácticas de batalla que presentaba, siendo normalmente el vencedor ante quien sea que se presentase frente a él.

Katsuki comenzó a notar su persona. Comenzó a prestar verdadera atención al color de su cabello, siendo la mitad de un color blanco tan llamativo como el hielo que era capaz de manejar a su antojo y la otra mitad de un color rojizo vibrante como el color que envolvía el final de sus llamas. Ambos separados perfectamente.

Puso atención al color de sus ojos que podía afirmar, le recordaban a una tormenta y un día de calma. Porque su ojo derecho contaba de un gris como un cielo que estaba a punto de dejar caer una tempestad sobre sobre la tierra y su ojo izquierdo era tan celeste, igual que un cielo completamente despejado en un día de primavera. Una mirada fría, pero cálida en partes iguales.

Había notado la personalidad que el joven tenía. Shoto era alguien serio, tranquilo y callado. No le gustaba llamar la atención y evitaba tener todo tipo de contacto con personas que no estuvieran dentro de su propia clase.
A su vez, era alguien fuerte y determinado. Katsuki podía definirlo como un verdadero guerrero después de haber conocido la historia de vida que tenía su compañero de curso.

Todoroki siempre mostraba su lado bondadoso y amable cuando se encontraba con su clase, aún cuando era el mismo Katsuki quien solía gritarle constantemente. Aún así, Shoto nunca lo culpaba o lo miraba de mala manera, sobre todo porque sabía que aquel rubio explosivo no podía evitar tener aquel temperamento tan fuerte.

Y Bakugo pudo conocerlo un poco más cuando comenzaron a tener sus encuentros amistosos.

Al principio había sido una asquerosa casualidad, según el mismo rubio, el haberse encontrado en la azotea del edificio educativo. Ninguno de los dos había hablado los primeros minutos mientras disfrutaban cada uno de su almuerzo al aire libre, hasta que fue el mismo Shoto quien le pidió un poco de su bebida al haber olvidado la suya. Y aún cuando Bakugo le dijo que era un idiota por no poner suficiente atención al hacer sus cosas, decidió extenderle su botella de agua siendo receptor de una pequeña y amable sonrisa que Todoroki no le negó.

Luego de eso, cada día a la hora del almuerzo, Bakugo subía con pasos tranquilos hacia la azotea, sabiendo de antemano que allí se encontraría el chico bicolor que solo quería evitar el ruido excesivo que hacía el alumnado en la cafetería.

No pasó demasiado tiempo para que sea Shoto quien decidiera comenzar a hablar con él. Quizás con la simple intención de no mantener el silencio entre ambos hasta su próxima clase. Quizás solo quería poder charlar un rato con alguien o simplemente, intentar expandir un poco más su círculo social, porque bien sabía Bakugo que Todoroki no era alguien que tuviera muchos amigos.

Relación (BakuTodo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora