Parte 1

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A medida que los piratas se expandían por los mares, una figura emergió entre ellos, un capitán conocido como Darius "El Eterno", cuyas hazañas comenzaron a ser leyenda. Se decía que había sobrevivido a batallas imposibles y que sus heridas sanaban más rápido de lo que cualquier ser humano pudiera soportar. Los rumores afirmaban que Darius había encontrado una pista del secreto de la inmortalidad, una pista que lo dirigía hacia los reinos ocultos de Magifia y el Reino Oscuro.

Con la llegada de Darius, el caos se intensificó. Bajo su mando, una flotilla de los piratas más temidos del mundo comenzó a unirse en una alianza, todos bajo la promesa de compartir los secretos que él, supuestamente, ya había empezado a descubrir. Pero lo que sus seguidores no sabían era que el poder que Darius había obtenido provenía de una fuente oscura e inestable, un artefacto robado que le daba una inmortalidad imperfecta, alimentada por magia prohibida.

Mientras tanto, en Magifia, el consejo de los ancianos se reunió en torno a una mesa circular, sus rostros iluminados por las llamas de una vela eterna, la cual había ardido durante siglos sin apagarse. El Gran Archimago Thalios, un hombre de cabellos plateados y sabiduría infinita, fue el primero en hablar.

—El Equilibrio está en peligro. Estos piratas no solo buscan la inmortalidad, sino que se acercan a una verdad que jamás debieron encontrar —dijo con voz grave, sus ojos fijos en un mapa flotante del mundo, donde las rutas de los piratas se marcaban con luces rojas que parpadeaban peligrosamente cerca de los territorios prohibidos.

—El tal Darius ya ha cruzado las fronteras de lo que debería ser posible para los mortales —añadió Velira, la líder del Reino Oscuro, cuya presencia en la sala proyectaba una sombra inquietante, a pesar de las llamas—. Ha robado un artefacto de nuestra cámara más protegida. Si no lo detenemos, aprenderá a controlar ese poder y, cuando lo haga, ni siquiera nuestras tierras estarán a salvo.

Ambos reinos, en su necesidad de protegerse, acordaron crear una fuerza especial. No sería una fuerza militar tradicional, sino un grupo secreto, compuesto por los guerreros y hechiceros más capaces de ambos lados. Los llamaron **Los Guardianes del Velo**, un equipo destinado a moverse entre las sombras, encargados de localizar a Darius y neutralizar la amenaza antes de que él pudiera desatar un mal mayor sobre el mundo.

En medio de todo esto, una joven aprendiz de Magifia llamada Kaela, talentosa pero inexperta, fue elegida inesperadamente para unirse a los Guardianes del Velo. Aunque había pasado años perfeccionando su dominio sobre los antiguos conjuros de protección, no había participado en ninguna misión de alto riesgo. Su mentor, el anciano mago Grettan, había presionado para que la dejaran fuera de la misión, pero Thalios insistió.

—Kaela tiene un papel que jugar en este conflicto —dijo el Archimago en privado a Grettan—. El Velo ha hablado.

Con Kaela a bordo, los Guardianes del Velo zarparon hacia las aguas peligrosas donde se sabía que Darius y su tripulación habían sido vistos por última vez. Sabían que no serían los únicos en la caza. A medida que la Gran Era Pirata avanzaba, las líneas entre la paz y la guerra, entre la vida y la inmortalidad, se difuminaban cada vez más.

Y mientras las tormentas se alzaban sobre los mares oscuros, una profecía antigua resonaba en las mentes de los sabios: *Aquellos que busquen la eternidad deberán enfrentarse a la sombra de la propia muerte*.

Un mundo corruptoWhere stories live. Discover now