₂. 𝗗𝗲𝘀𝗰𝘂𝗯𝗿𝗶𝗿

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︶ִֶָ⏝︶ִֶָ⏝˖ ࣪ ୨✧୧ ࣪ ˖⏝ִֶָ︶⏝ִֶָ︶

"La curiosidad mata al gato" suelen decir. Una frase tan infantil que es real. Creí que estaba listo para quitarme aquella duda, pero al final sólo me arruinó más tiñiendo mis manos de rojo.

No estaba seguro de querer saberlo, pero algo me empujaba a buscar respuesta a eso que tanto me carcomía la cabeza.

Fui a su casa dispuesto a hablar las cosas, incluso sabiendo que entablar una conversación con él no era de las cosas más fáciles. Una expresión seria me recibió, no se le veía muy amigable, pero me invitó a pasar de todos modos.

—¿Qué querés?— Preguntó con una molestia notable.-

—Linda forma de recibirme— Respondí luego de un suspiro cansado imaginando lo difícil que serí esto.- Sólo tengo una duda

Dicho esto, el contrario me miró con esos ojos vacíos, que antes solían gustarme pero ahora sólo me generaban desprecio.

Habían pasado dos años, pero el recuerdo de lo que fuimos seguía en mi cabeza, sobretodo el recuerdo de sus palabras.

Él siempre supo que yo era una persona insegura, por lo que solía soltar algún que otro halago de vez en cuando. Sin embargo, tras la razón que nos alejó me preguntaba si aquellos halagos eran genuinos.

Dos años, dos años con esa duda comiendome la cabeza. No estaba seguro de querer saber su respuesta, pero no podía seguir así. Recordaba las veces que mis amigos me llamaban loco por mantenerlo tanto en mi memoria, y quizás tenían razón, había enloquecido, o quizás siempre fui así y sólo él abrió esa puerta dando paso libre a mi locura.

Hubo un breve silencio, ya que todavía buscaba las palabras para hacer mi pregunta. En realidad, todavía pensaba si quería descubrir la verdad detrás de sus lindas palabras, porque sabía que podría no tomarlo muy bien.

Y como lo esperaba, incluso si ya podía imaginarlo, un lenguaje grosero salió de sus labios.

— ¿Cómo podrías creer que era verdad?— Preguntó. Parecía burlarse de mí, pero se mantenía serio.- ¿Sólo para eso venís a molestar? Dejame decirte; no

A pesar de la colera que inundaba mi interior me esforcé por matener la compostura. Sentía cómo mis mejillas se calentaban, no de vergüenza, sino enojo. Mis manos temblaban, pero mi expresión seguía siendo fría.

Al final descubrir la verdad si mató al gato, pero el gato no fui yo.

El olor metálico no tardó en invadir la habitación, mi camisa antes blanca estaba empapada en rojo, al igual que mis manos, el suelo, la pared y el cristal que sostenía.

Solía verlo de vez en cuando, lamentablemente estudiábamos cerca y, a pesar del tiempo que llevábamos separados, después de ser usado, manipulado, minimizado, entre otras cosas, una ira y odio indescriptible permaneció en mí desde entonces, pero jamás culpé a nadie más que él.

Esperaba pacientemente sentado junto a él a que la patrulla llegara. No sólo descubrí que sus endulzantes palabras nada más tenían azúcar para tapar el sabor original, sino descubrí lo que algo que pude verse tan simple te lleva a la violencia de tal manera. Y también que con un simple cristal se puede hacer mucho daño.

𝐈𝐍𝐊𝐓𝐎𝐁𝐄𝐑 | By: _nilosriver24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora