Pequeño Mago《MINSUNG》

¿Me ves?

Para Woo, los días lluviosos eran perfectos para quedarse en casa disfrutando de una taza de chocolate caliente, viendo dibujos animados mientras su padre jugaba con su pelo, algo tan sencillo como eso le parecía lo más grandioso de este mundo.

Tan pronto como escuchó la lluvia que caía esa mañana agarró su almohada favorita, bajándose de la cama y caminando a paso lento hasta la habitación de su padre que siempre estaba abierta por si su hijo lo necesitaba.

Subió en ella como pudo, haciéndose espacio entre las sabanas y los brazos de Jisung que ya estaban listos para recibirlo.

– Abrázame fuerte papito, tengo frío – acomodando su cuerpo entre el pecho y el estómago de su padre mientras este lo envolvió en su cobija para que estuviera calentito.

– Te abrazaré todo el día si quieres – dejando un beso en la cabecita de su hijo. – Me gusta cuando estás conmigo – cerrando sus ojos para dormir un poco más.

– Eres el mejor papá del mundo ¿lo sabías? – sonando una risa traviesa, lo que hizo que su padre abriera uno de sus ojos y levantara su ceja, conociendo lo que ese halago de parte del pequeño significaba.

_ ¿Qué vas a pedirme esta vez conejito? – soltando un suspiro que hizo reír aún más fuerte al pequeño.

Sentándose sobre sus rodillas en la cama frente a su padre, mirándolo con esos hermosos ojos claros a los que Jisung nunca podía negarle nada susurró
– Quiero ir a casa del nuevo vecino – haciendo un puchero que enterneció a su papá.

– Está bien, iremos a casa de nuestro nuevo vecino, no tienes que estar nervioso – mirando la forma en la que Woo jugaba con sus dedos. – Preparemos algo que podamos llevarle, no es bueno ir con las manos vacías cuando vas a conocer a tus vecinos – tocando la punta de la nariz del pequeño con sus dedos para tranquilizarlo.

La carita de Woo se vio iluminada de inmediato, estaba feliz de que su padre por fin lo llevaría a casa de su nuevo vecino. Todavía no le contaba que en realidad ya lo había conocido hace unos días en el lago, llorando, sin zapatos, con una tristeza enorme en sus ojos. No, aún no le contaba esa parte de la historia a su papá, sabía que si lo hacía en ese momento su papá se retractaría y no lo llevaría a casa del señor gruñón que había conocido días atrás y él necesitaba ir, ver que todo estaba bien, empezar a curarlo. No tenía idea cómo iba a lograr eso pero, seguro algo grandioso se le ocurriría en el camino.

– ¿Te parece si preparamos galletas? – Jisung se dio cuenta que para su hijo era importante conocer a los nuevos dueños de la casa de en frente. No entendía las razones pero si eso hacía feliz a su hijo, él lo haría sin pensarlo.

– ¡¡¡ SIII, GALLETAS, HAGAMOS GALLETAS PAPITO, GRACIAS, GRACIAS !!! – levantándose de la cama y dando enormes saltos que terminaron con Woo lanzándose a los brazos de su padre para abrazarlo. La emoción era evidente, se sentía feliz.

- - - - - - - - - - - -

Jisung sujetaba la mano de su hijo que estaba encargado de sostener las galletas, vestido de mago, con la emoción más grande reflejada en su rostro.

Aquella puerta azul se abrió poco a poco, dejando que él pudiera conocer por fin la cara de su nuevo vecino, ese que era tan importante para su hijo. Su corazón se aceleró al verlo, se sentía nervioso, asombrado por la belleza de ese hombre que se encontraba al otro lado de la puerta. Por un momento se quedó estático, parecía haber sido hipnotizado por algo o mejor dicho, por alguien, hasta que la voz de su hijo lo trajo de vuelta – Venimos a traerle galletas – entregando la cajita de galletas que él y su padre habían preparado esa mañana.

– Gracias – tomó la pequeña caja en sus manos, regalándole una corta sonrisa que hizo sonreír al pequeño. – Me gusta tu capa, ¿eres Batman? – intentando molestarlo.