Prólogo.

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Era una mañana fría, pájaros cantando fuera, y, un peli negro saliendo de una ducha caliente, haciéndole temblar al sentir el frio penetrando su cuerpo repentinamente.

Un pequeño suspiro sale por la cavidad de sus labios, mientras sus manos secan suavemente su cabellera. Ciertos nervios le envían un escalofrió a su espina dorsal, mientras ahora, termina de vestirse, para después comenzar a guardar algunas cosas en su bolso.

Antes de salir por la puerta, se detiene frente a un gran espejo que se encuentra en aquella habitación, tomando un profundo y tembloroso respiro, sus manos acomodando algunas arrugas que se encontraban en su atuendo.

—De acuerdo, Hyunjin... Todo saldrá bien.—Murmuro, sintiendo nuevamente ese escalofrío recorrer su espina dorsal, para, finalmente, salir de su habitación y seguido de eso, su casa. Subió a su auto, posando sus manos fuertemente en el volante de este, despues de prenderlo.

Entre nervios y apuros, este comenzó a manejar rápidamente hacia su nueva universidad. Había entrado a la carrera de Artes Plásticas, pues, la pintura, escultura, el dibujo y todo lo que abarcara el término de "Artes Plásticas", le fascinaba.

Sin siquiera tomar en cuenta el tiempo, llego a su destino, estacionando su auto en un lugar vacío y poco aislado de los demás.

Algo lo hacía detenerse cada vez que hacía el intento de salir de su auto. Pensamientos basura llenando su mente, pero al final, logro meterlos muy al fondo de esta <<como siempre lo hacía>> y finalmente, puso sus pies sobre el piso, ahora adentrándose a aquel inmenso lugar donde estaría unos cuantos años.

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Por otro lado, estaba un rubio, quien estudiaba repostería, siendo uno de los mejores de la carrera en aquella universidad. Este se encontraba preparando unos cupcakes, para regalarselos a sus amigos, quienes se encontraban de diferentes carreras.

El entusiasmo que le generaba el cocinar, hacia salir pequeños cantos de su garganta.

El rubio, cuyo nombre era Felix, llevaba ya un año en aquella carrera que le parecía magnifica, pues el hecho de estar en una cocina, envuelto en harina, olores y sabores dulces, le apasionaba como ninguna otra cosa.

Ahora se encontraba decorando esos pequeños y deliciosos cupcakes que había hecho con tanto amor y pasión, haciendo que el sabor, principalmente sabroso, se endulzara mil veces más. Envolvió uno por uno en unas pequeñas cajas, poniéndoles unas notas sobre ellas con el nombre de la persona, cuyo cupcake, le pertenecería.

Felix era bastante popular en la universidad, pues, el hecho de ser uno de los mejores reposteros que tenía la carrera, hacia obvia su popularidad. Aparte, tenia una personalidad bastante dulce y amigable, razón por la cual, tenía amigos por toda la universidad.

Sin más, comenzó a dirigirse a cada uno de los planteles, que le pertenecían a diferentes carreras, entregando cada postre, a sus, ahora, pertenecientes.

Dejo salir un pequeño suspiro, junto con una sonrisa, que, inevitablemente, transmitía seguridad y calidez a la vez.

Camino de vuelta a su plantel, y en vez de dirigirse a la gran cocina, se adentro a un salon. Se sentó en una butaca donde se encontraban sus pertenencias, sacando un cuaderno y su estuche. Este tenía su propio recetario, donde escribía las recetas un poco mejoradas de sus postres favoritos.


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𝘔𝘶𝘴𝘦   || @Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora