The Killa: (I Belong To You)

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Solo un one shot basado en la canción The Killa, mas no incluye la realidad.
(M preg)
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La gente tiene secretos, algunos pueden ser más interesantes que otros, unos más como recuerdos y otros son más del presente. También hay personas quiénes guardan secretos de sus gustos, personalidades o acciones. No importa la cantidad de secretos que existan en el mundo o en cada persona, pero hasta tú que lees esto tienes algo oculto que te niegas a contar.

Aunque la clasificación de estos secretos sea buena y mala, hay quienes solo no cuentan estas cosas por el mero hecho de que no les traería nada bueno. Hay cosas que generan consecuencias y unas no son tan buenas.

Yeonjun guardaba un gran secreto uno que si contaba a sus allegados, probablemente lo traten de loco y peor a sus compañero de trabajo, ellos podrían llamarlos de cualquier manera hasta un lame botas y él no se iba a exponer a tales humillaciones. Él tenía su vida perfecta con todo lo soñado ya hecho realidad, se podría denominar a si mismo como una persona que ya alcanzó sus metas previas, cosa que le genera orgullo propio, pero desde el inicio de su nuevo trabajo, supo que no iba a concentrarse en lo absoluto.

El problema interpuesto, era Choi Soobin, un reconocido dueño de una empresa de artistas para el entretenimiento. Ya tenía varios años en la industria y había absorbido a más de dos empresas pequeñas que necesitaban su ayuda.

Y Yeonjun tan solo era su asistente, pasaba la mayor parte del tiempo muy ocupado con trabajos importantes, pero a su vez, también pasa casi seguido junto a Soobin.

Quizás los secretos no se puedan decir a nadie, pero aquí te comento el de Yeonjun.

Él no solamente trabaja para Soobin, es su cachorro, es quien hace todo el trabajo en la oficina para mantener a su jefe satisfecho, y puede que esto suene de locos, pero a la hora del sexo también debe hacerlo. Exactamente eso, mientras trabaja para el, también es su compañero sexual.

Y el secreto de Soobin solo se traduce a una palabra: Yeonjun.

Mmm... Buen chico. — Soobin agarraba los mechones de su asistentes con rudeza.

Cuando él pedía algo, debía de hacerse y en ese momento Yeonjun estaba debajo de su escritorio dándole una mamada, la mejor de todas, sin duda.

Sus labios gruesos rodeaban todo el grosor de su miembro y los sonidos que emergían eran tan placenteros a los oídos de Soobin.

Las comisuras de los labios del menor desprendían la saliva que no podía tragar junto al líquido preseminal de su pene y la escena podría ser tan erótica que lo estaba llevando al frenesí. Unas lamidas más y succiones por parte de Yeonjun fue suficiente para que termine con su trabajo, Soobin se corrió en su boca ahogando un gemido por el reciente orgasmo. Sacó su gran falo de la boca maltratada de su asistente, tenía que controlarse en horas de trabajo pero el mero echo de mirarlo y cuestionarse cada facción y característica hermosa de Yeonjun, lo obligaba a pedirle esas cosas.

Yeonjun era suyo, de nadie más, no permitiría compartirlo con nadie, era su mascota.

Él, debajo del escritorio trago aquel líquido blanco con dificultad, tratando de limpiar sus labios, a pesar de que ha hecho eso algunas veces, aún no se acostumbra al tamaño de su jefe, siente su mandíbula doler después de cada oral, pero nunca se queja, porque a él también le gusta ser tratado así.

Las puertas de la oficina de Soobin se abrieron de par en par y con mucha rapidez se arregló sus prendas y dejó a Yeonjun entre sus piernas escondido.

— Señor Choi, aquí está el informe que me pidió y parte del proyecto de cambio de gerente para Soul. — a diferencia de Yeonjun, que era su asistente en agenda de citas y daba permisos para hablar con el CEO, Sakura era su secretaria. Ella hacía cada trabajo que tenían que ver con la gerencia o cada escrito que Soobin no alcanzaba a hacer...

One Week SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora