Heridas

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Jisung apenas vio al gato se volvió loco, lo adoraba. Siempre había querido tener mascotas, pero sus padres jamás lo dejaron.

—Te dije que ya no lo beses, aún no lo llevé al veterinario y podría estar enfermo. —repitió Minho por sexta vez consecutiva.

—Pero es imposible resistirse, quiero comerlo a besos!

—Mejor házmelo a mi.

Jisung casi se atraganta con su propia saliva al escuchar eso.

—¿Qué..?

—Es un chiste Han, ya deja al pobre gato.

Ah, Jisung ya había olvidado ese tipo de chistes de 'bromance'. Solo a Minho se le podía ocurrir tal estupidez.

Lo miró de reojo, y llamó su atención sus delicados labios.

Recordó aquel beso de la fiesta que alborotó todas sus hormonas. Ya habían pasado semanas de eso, pero aún el recuerdo lo tenía perfectamente grabado en su memoria.

Eso le hacía cuestionarse muchas cosas.

—¿A dónde vamos? —preguntó Jisung al ver que tomaba una dirección distinta.

—Tengo que llevar al gato al veterinario.

—Oh, mejor déjame primero en casa, debo hacer algo.

—¿Qué tienes que hacer? —preguntó Minho y fijó su atención en él.

—Algo. —murmuró, y se sintió nervioso al darse cuenta de cómo lo miraba el mayor.

Minho decidió no cuestionar más. No sabía si estaba todo 'mejor' entre ellos, pese a que se supone que quedaron bien luego de lo que pasó.

Pero no quería arruinar eso, entonces decidió callarse.

Minho retomó el camino a la casa para dejar primero a Jisung y luego ir al veterinario.

—Por cierto, ¿qué tenías que hacer antes? Generalmente no te quedas tiempo de más en el colegio.

—Algo. —respondió Minho con gracia.

Jisung bufó.

.

—Está bien de salud, solo necesita alimentarse bien y estar tranquilo.

En la veterinaria habían bañado al gato, que Minho decidió nombrar como 'Dongie' para llenar su ficha de vacunación. Le habían hecho estudios y puesto sus respectivas vacunas. Era una fortuna que no tuviera alguna enfermedad. Solo le faltaba amor.

—Muchas gracias Doctor. —respondió Minho, hizo una reverencia y tomó la jaula que compró para Dongie, con él ya dentro.

Fue a su auto y lo acomodó con el cinturón.

No había tomado tanto tiempo en llegar a su casa. Entró al vestíbulo y se sacó los zapatos.

—Ya llegué... —murmuró.

Lo dijo para sí mismo. Como siempre, la casa estaba vacía. La ama de llaves estaba con un reposo por su enfermedad y la que la reemplazaba solo venía por las mañanas.

Subió las escaleras y entró a su cuarto, donde abrió la jaula para que el gato saliera.

—Bienvenido a tu nuevo hogar Dongie~

El gato salió poco a poco y empezó a oler todo a su alrededor.

Minho buscó el collar que le compró en su mochila, y cuando iba a colocárselo se dio cuenta que el gatito ya no estaba.

ଘ ¡Él no es mi Hermano!  ▸ 𝙈𝙞𝙣𝙨𝙪𝙣𝙜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora